La actividad rusa en el frente sigue marcada también por el uso intensivo de bombas guiadas aéreas, explosivos convencionales con gran capacidad de destrucción y dotados de sistemas propios de navegación con los que Rusia trata de destruir las posiciones defensivas ucranianas para despejar el camino al avance de sus tropas terrestres.
La aviación rusa lanzó durante la pasada jornada un total de 111 bombas aéreas guiadas.
Las bombas guiadas pueden lanzarse desde decenas de kilómetros de distancia del objetivo, lo que permite a los aviones desde los que se deslizan mantenerse fuera del alcance de la mayor parte de defensas antiaéreas enemigas.
Las últimas 24 horas de conflicto han estado marcadas también por los golpes ucranianos contra la retaguardia enemiga. Según el Estado Mayor de Kiev, Ucrania ha lanzado en este período de tiempo 11 ataques contra tropas enemigas y ha alcanzado un puesto de mando, un sistema antiaéreo, un puesto de comunicaciones y otro de guerra radioelectrónica.
Ucrania informó este fin de semana del derribo de un caza ruso Su-25 en el eje del frente de Pokrovsk. Fuentes de la inteligencia de Kiev también reivindicaron ataques contra dos infraestructuras militares rusas en la región ocupada de Donetsk, contra dos infraestructuras petroleras de la región rusa de Krasnodar y contra un depósito de municiones de la región rusa de Voronezh.
Las fuerzas de Kiev perdieron el pasado otoño la iniciativa en el frente, después de que se agotara sin los resultados esperados su segunda contraofensiva en esta guerra. Rusia logra desde entonces avances modestos pero constantes en la región de Donetsk.
Ambos bandos golpean a menudo objetivos del enemigo en la retaguardia.