Las movilizaciones, que se repiten desde el pasado 18 de junio y empezaron con un tono pacífico para protestar contra los planes del Gobierno de subir los impuestos, se han ido tornando violentas -por la intromisión de matones, según alegan los convocantes- en la capital keniana y otras urbes del país.
Este martes, la Policía disparó munición real y botes de gases lacrimógenos contra manifestantes en el centro de Nairobi, según pudo constatar EFE.
La gran mayoría de los presentes en el centro de la capital continuaron siendo muy jóvenes y pacíficos, y marcharon con banderas nacionales y silbatos al grito de "¡Somos pacíficos!" o "¡El poder del pueblo es nuestro poder!".
En Mombasa (este, costa), la segunda ciudad del país, y Migori (oeste) algunos manifestantes prendieron fuego a vehículos, de los que arrancaron y se llevaron componentes mecánicos y asientos.
También hubo manifestaciones en Nakuru (centro), donde la Policía disparó gas lacrimógeno, y otras ciudades por toda Kenia, como Kakamega y Kisumu (oeste), Othaya (condado de Nyeri, centro) o Mtwapa (Kilifi, este).
Las protestas, que surgieron como una reacción contra un proyecto de ley que contemplaba una subida de impuestos, se han trasformado en manifestaciones que ahora piden la dimisión del presidente de Kenia, William Ruto, y rechazan la corrupción o la mala gobernanza.
Ruto decidió no firmar el pasado 26 de junio el controvertido proyecto de ley y anunció su retirada, a fin de atajar su peor crisis desde que llegó al poder en septiembre de 2022.
Pero continúan las movilizaciones, que no cuentan con líderes oficiales y son impulsadas en las redes sociales por jóvenes de la llamada 'generación Z' (nacidos entre mediados de los noventa y la primera década del siglo XXI).
Los kenianos volvieron a las calles por primera vez desde el jueves pasado, y planean manifestarse de nuevo el jueves y el domingo.
39 muertos y más de 360 heridos
Al menos 39 personas han muerto y más de 360 han resultado heridas desde que empezaron las protestas antigubernamentales, fuertemente reprimidas por las fuerzas de seguridad, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia (KNCHR), una institución autónoma pero financiada por el Estado.
Además, hay al menos 32 casos de desapariciones forzadas y 627 manifestantes detenidos, mientras que muchos más aseguran estar "escondidos" después de recibir amenazas.
El Gobierno defiende la "moderación" policial
A pesar de estas cifras y otras similares refrendadas por organizaciones internacionales como Human Rights Watch (HRW), el Gobierno keniano continúa defendiendo la "profesionalidad" y "moderación" de la Policía en la gestión de las protestas.
"En general, la Policía sigue actuando con profesionalidad y moderación en la gestión de las situaciones extremadamente provocadoras que surgen en el curso de los violentos disturbios", expresó el ministro del Interior, Kithure Kindiki, en un comunicado difundido este martes.
La oposición acusa a Ruto de tener "sangre en las manos"
El Movimiento Democrático Naranja (ODM, por sus siglas en inglés), el principal partido opositor de Kenia, acusó este martes a Ruto de tener "sangre en las manos", en referencia a la violenta represión policial.
"Nadie cree lo que dice el presidente (...). Nadie en el Gobierno está dispuesto a asumir su responsabilidad, a disculparse y a enmendar sus errores. El propio jefe del Gobierno ha tratado de distanciar a su régimen de estos asesinatos, heridas y secuestros, conjurando teorías, cuando todo el mundo puede ver sangre en las manos", dijo el senador Edwin Sifuna, secretario general del ODM.