El accidente ocurrió en la tarde del sábado por causas que aún se investigan.
La explosión, en un almacén ubicado cerca de una zona residencial, envió escombros a cientos de metros de distancia que impactaron en edificios y casas, provocando otros incendios que tardaron más de dos horas en ser extinguidos, apuntaron los bomberos.
La explosión dejó un cráter de 20 metros de diámetro y destruyó completamente las paredes del recinto.
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"La explosión también destruyó estructuras cercanas y afectó a las líneas eléctricas de la zona. Las carreteras que conducen al lugar de la explosión están cerradas temporalmente", apuntó en Facebook el alcalde de la ciudad, John Dalipe, al expresar su pésame por la pérdida de vidas y comprometerse a ayudar a los supervivientes.
Los fallecidos son cuatro trabajadores del almacén y el hijo, de cuatro años, de uno de ellos; mientras que entre los heridos, al menos ocho personas se encuentran ingresadas en hospitales de la ciudad con "lesiones graves sin riesgo para sus vidas".
Los fuegos artificiales son muy populares durante las celebraciones en Filipinas y cada año su uso inapropiado deja cientos de heridos, especialmente en Semana Santa y Navidad.