El fuego, atribuido a la combinación de la “acción humana”, una fuerte sequía provocada por el cambio climático y la deforestación ilegal, se ha multiplicado en el estado de Mato Grosso do Sul y esta semana el humo y las cenizas llegaron a Corumbá, la capital regional.
Aún así, este sábado el fenómeno se sentía con menor intensidad en esa ciudad de unos 112.000 habitantes que es la puerta de entrada al Pantanal, un ecosistema con una rica biodiversidad proclamado Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco en el año 2000.
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Un equipo de EFE acompañó este sábado la acción de los bomberos en una región cercana a Corumbá, donde se constató que, si bien aún existían numerosos focos de incendios, la intensidad de las llamas era menor a la registrada en relación a los días anteriores.
La operación en esa zona, según explicaron los responsables, tenía el doble objetivo de reducir esos focos de incendio y, además, contribuir a mejorar la calidad del aire en Corumbá, que se había enrarecido durante esta semana con la llegada de humo y cenizas.
De acuerdo al servicio meteorológico, después de alcanzar picos de hasta 35 grados la semana pasada, este sábado la temperatura se situaba en unos 17 grados Celsius, con lo cual eran menores las posibilidades de la llamada combustión espontánea en tierras resecadas.
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Las operaciones contra el fuego se refuerzan desde el aire
Este sábado también entró en operaciones en el Pantanal un avión KC-390 de la Fuerza Aérea, un aparato preparado para el combate a los incendios, equivalente al Hércules estadounidense y fabricado por la empresa brasileña Embraer.
La versión original es usada para transporte de tropas, pero el avión que se sumó a otras siete aeronaves que desde hace dos semanas trabajan en el Pantanal ha sido adaptado para apagar las llamas y puede descargar en cada vuelo unos 12.000 litros de agua por medio de una tubería.
Según los responsables de la operación, eso permite una mayor precisión al momento de lanzar el agua y mejora la efectividad de cada vuelo sobre las zonas afectadas.
Además de contar con nuevas herramientas para el combate al fuego, la acción de los bomberos ha sido reforzada este sábado por la caída de las temperaturas y la reducción de las posibilidades de nuevas llamas por causas naturales.
Aún así, el Ministerio del Medio Ambiente ya ha constatado que el 85% de los focos en que se han originado las incendios tuvieron origen en haciendas privadas, en las que es habitual el uso del fuego a fin de preparar la tierra para próximas siembras.
El Gobierno ya ha anunciado que la Policía Federal ha iniciado una investigación sobre esos incendios provocados y garantizado que los responsables serán llevados ante la Justicia por "crímenes contra el medio ambiente".
Según los cálculos de las autoridades, las llamas que comenzaron el pasado abril y se intensificaron durante el último mes, ya han afectado a unas 700.000 hectáreas del Pantanal, lo que equivale a cerca del 5% del territorio total del bioma.