La investigación, organizada por la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), observó al colocar gotas infectadas con la gripe en una superficie plana que la carga viral era 100 veces mayor y resistía más horas cuando estaban contaminadas con bacterias presentes en las vías respiratorias humanas.
El estudio, que se ha publicado en la revista especializada “Journal of Virology”, explica que dichas bacterias funcionan como protectoras del virus de la gripe cuando éste sale fuera del organismo humano al hacer que las gotas infectadas sean “más planas”.
“Esta forma acelera el proceso de evaporación y cristalización de la sal en la gota, lo que permite que los virus vivan más tiempo en ambientes secos, como espacios interiores en invierno cuando la calefacción está encendida”, indicó Shannon David, investigadora de la EPFL y responsable del estudio.
La experta advirtió que esta función protectora de las bacterias no se tiene en cuenta en los modelos que se utilizan actualmente para predecir la propagación de un virus en un espacio cerrado, por lo que “probablemente se está subestimando el riesgo de contagio”.
Además de la prueba sobre una superficie plana, los científicos también midieron la carga viral de las gotas cuando están suspendidas en el aire y determinaron que las especies bacteriales con mayor efecto de estabilización son las Staphylococcus aureus y las Streotococcus pneumoniae, que comúnmente colonizan el tracto respiratorio.
Estos hallazgos, según los expertos, proporcionan una pieza importante del rompecabezas de cómo se transmiten las enfermedades respiratorias y abren una nueva línea de investigación para identificar a las personas potencialmente más contagiosas al portar más bacterias protectoras en su tracto respiratorio.