La OTAN elige al neerlandés Rutte para dirigir la Alianza en pleno desafío de Rusia

La OTAN eligió este miércoles al primer ministro en funciones de Países Bajos, Mark Rutte, como su próximo secretario general a partir del próximo 1 de octubre, cuando tome el relevo del noruego Jens Stoltenberg tras diez años de mandato y con el gran desafío de disuadir la amenaza de Rusia.

Mark Rutte, nuevo secretario general de la OTAN.
Mark Rutte, nuevo secretario general de la OTAN.083708+0000 SIMON WOHLFAHRT

El Consejo del Atlántico Norte, el máximo órgano de toma de decisiones de la OTAN, acordó el nombramiento de Rutte en su reunión de hoy en Bruselas, informó en un comunicado la Alianza.

Los embajadores de los 32 aliados cerraron así varios meses de incertidumbre sobre el sucesor de Stoltenberg, después de que la semana pasada retirara su candidatura el presidente rumano, Klaus Iohannis, dejando a Rutte como el único aspirante.

Rutte ya contaba desde el principio con el apoyo de Estados Unidos y poco a poco se fue ganando el de aliados más reacios, como Turquía o Hungría.

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Los líderes de la Alianza refrendarán su elección en la cumbre que celebrarán del 9 al 11 de julio en Washington.

“Acojo con gran satisfacción la elección de Mark Rutte como mi sucesor por parte de los aliados de la OTAN”, indicó Stoltenberg a través de un mensaje en la red social X.

Stoltenberg, que ha visto cómo los aliados han renovado su mandato en varias ocasiones, calificó a Rutte como un "auténtico transatlantista, un líder fuerte y un creador de consenso".

"Le deseo mucho éxito mientras seguimos fortaleciendo la OTAN. Sé que dejo la OTAN en buenas manos", concluyó.

Retos

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el entonces primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, durante una conferencia de prensa el pasado 17 de abril.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el entonces primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, durante una conferencia de prensa el pasado 17 de abril.

Rutte se enfrentará a desafíos importantes cuando asuma el cargo, principalmente la inseguridad para la Alianza procedente de Rusia.

La OTAN ha identificado a Moscú como su principal amenaza, y la guerra de invasión que ha lanzado contra Ucrania pone a prueba la unidad de los aliados a la hora de apoyar al país agredido.

La OTAN no es parte en esa guerra, pero su objetivo es mantener una defensa y disuasión fuertes para que el conflicto no se extienda a países aliados y provoque un enfrentamiento directo con Rusia.

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La Alianza quiere jugar un papel más activo en la gestión del envío de ayuda militar y en la formación de soldados ucranianos, y estudia la creación de un fondo de unos 40.000 millones de euros anuales para armar a Ucrania.

Por otra parte, Rutte está llamado a continuar el trabajo que Stoltenberg ha venido realizando desde 2014 para incrementar el gasto en defensa de los aliados europeos y Canadá.

En Washington se espera que el objetivo de invertir el 2 % del PIB en defensa no sea un tope sino un mínimo común para todos.

Otros flancos a los que mirará la Alianza durante el mandato de Rutte serán el Pacífico y la vecindad sur.

China no es vista como una amenaza por la OTAN pero los aliados sí están preocupados por cómo ha disparado su inversión militar y por la posibilidad de perder frente a Pekín su ventaja tecnológica

Además, cree que no se puede considerar neutral a Pekín en lo que concierne a la guerra rusa en Ucrania, ya que suministra a Moscú bienes de doble uso (civil y militar) y electrónica que emplea en las armas que usa en la invasión.

La OTAN cree que lo que ocurre en el Pacífico afecta también a su seguridad, y se espera que Rutte profundice la relación con socios del Pacífico (Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda).

Por lo que respecta al sur, la Alianza se enfrenta a conflictos como el de Israel y Palestina, el auge yihadista, la inestabilidad en el Sahel o la presión migratoria.

Los líderes aliados esperan adoptar en su cumbre de Washington una nueva estrategia para el flanco sur.

Finalmente, Rutte deberá mantener la unidad de los 32 países que conforman la Alianza, tarea que han elogiado a Stoltenberg en los últimos años al lidiar con, por ejemplo, las reticencias de Turquía y Hungría a la adhesión de Suecia o a la propia designación del neerlandés.

Rutte también deberá afrontar los interrogantes que abre para la OTAN una posible vuelta a la presidencia de Estados Unidos del republicano Donald Trump, quien afirmó hace unos meses que animaría a Rusia a atacar a los países de la Alianza que no cumplan con las cuotas de gasto en defensa.

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