Esta es la línea subrayada este lunes por el primer ministro, Gabriel Attal, y por el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, que en sendas entrevistas se esforzaron en particular en descalificar el nuevo Frente Popular con el argumento de que quien marca su orientación son los radicales de La Francia Insumisa (LFI), en detrimento de los socialistas y los ecologistas.
En la emisora Europe 1, Attal utilizó como espantajo al líder de LFI, Jean-Luc Mélenchon, una figura que causa mucha controversia en el interior de la coalición de izquierdas, al asegurar que si ésta consiguiera una mayoría absoluta en los comicios del 30 de junio y el 7 de julio sería el primer ministro de Francia.
El todavía primer ministro también criticó al candidato a sustituirle si gana la extrema derecha, Jordan Bardella, por decir que sólo asumiría esa responsabilidad si obtuviera mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, porque con una mayoría simple no podría poner en práctica su programa.
"No entiendo que pongan condiciones suspensivas para servir al país", señaló Attal, antes de hacer notar que "eso confirma que no son un partido de Gobierno" y que "no están listos para gobernar".
Le Maire, cuando se le preguntó en otra entrevista a la emisora France Info si equipara a los otros dos grandes bloques, la Agrupación Nacional (RN) de Bardella y el Frente Popular, respondió que: "Lo que sé es que la extrema derecha y la extrema izquierda son igualmente nocivos para el país desde el punto de vista económico y de los valores".
Refiriéndose de nuevo a Bardella y a Mélenchon, el que ha sido responsable de Economía y Finanzas desde que Macron llegó al Elíseo en 2017 aseguró que "uno y otro llevarán al país al abismo".
"Todos quieren más gasto" público y eso "va a aumentar la deuda y se van a disparar los tipos de interés", denunció antes de contraponer la continuidad de sus propias políticas: "El único camino responsable es el que proponemos nosotros".
Del Frente Popular, destacó que aumentarán los impuestos en 150.000 millones de euros, en alusión al incremento del gasto público cada año que prevé la nueva coalición de izquierdas para el horizonte de 2027 si llega al Gobierno, y avisó de que "todo el mundo será expoliado".
Una forma de contradecir el programa de la coalición de izquierdas, que sostiene que las subidas de impuestos únicamente afectará a "los ricos" y que el 92 % de los franceses no se verán afectados.
Le Maire no quiso avanzar cuál será su posición de cara a la segunda vuelta si, como avanzan los sondeos, en muchas circunscripciones la alternativa sea un candidato del Frente Popular y otro de la extrema derecha.
Para el ministro de Economía sería "un error hacerlo ahora" y también una muestra de "derrotismo". Anunció que se pronunciará una vez se conozcan los resultados de la primera vuelta el 30 de junio.
Las encuestas publicadas el fin de semana anticipan una clara victoria de la extrema derecha, que en alianza con algunos miembros de Los Republicanos podrían obtener el 34-35 % de los votos en la primera vuelta, seguidos por el Frente Popular (27-28 %) y el bloque macronista (alrededor del 20 %).