"Anteriormente no me involucraba mucho en la política, pero desde que tuve esta experiencia personal, no comprendo cómo un par de políticos y jueces pueden tener el derecho de decidir sobre nuestros cuerpos", expresó a EFE la latina de 27 años, quien pidió cambiar su nombre.
La hispana lamenta mucho que el tema se haya convertido en un "arma" política donde las personas afectadas no son tomadas en cuenta.
"Me quedé de una pieza. Yo tomaba pastillas anticonceptivas sin embargo al parecer no son tan efectivas cuando tomas antibióticos", se lamentó la mujer, una ciudadana estadounidense de origen mexicano, quien trabaja en un supermercado en Phoenix y carece de seguro médico.
Aún recuerda la "vergüenza" que sintió cuando estaba esperando en una clínica comunitaria en octubre de 2023. Nadie en su familia sabía de su embarazo porque el aborto es un tabú, especialmente en familias católicas como la suya.
Gonzales contó que desconocía por completo las restricciones al aborto en Arizona y otros estados que se dispararon desde hace dos años, un 24 de junio, cuando el Supremo de EE.UU. en una decisión histórica revocó el caso Roe contra Wade, declarando que ya no existía el derecho constitucional al aborto, defendido durante casi medio siglo.
"Es una decisión muy personal, muy difícil de tomar, para estar pensando en leyes y regulaciones", relató la latina, quien se quedó atónita cuando se enteró que en Arizona solo podía tener un aborto hasta las 15 semanas de embarazo, y ella tenía casi 17.
"Recuerdo la cara de la doctora, me miró con lástima, me dijo que no podía hacer nada, que buscara otras 'opciones' quizás en otros estados como California".
Al dolor emocional se sumó una carrera contra el reloj que tuvo que enfrentar "sola".
"No podía contárselo a mi familia, tampoco a mis amigos, me daba miedo pensar qué pensarían de mi, que era una 'pecadora' por querer tener un aborto", dijo.
Descubrió que muchas mujeres en su situación están encontrando en México la ayuda médica y los recursos que necesitan.
"Es increíble pensar que es mejor en México, un país considerado tradicionalista, católico, donde antes el aborto estaba prohibido, que ahora las mujeres tengan más derechos y protecciones para tener un aborto que aquí en los Estados Unidos", se lamentó.
Pese al costo emocional y económico, Gonzales se considera "afortunada" porque siendo ciudadana tenía garantizado el regreso a Estados Unidos que no tienen otras mujeres inmigrantes indocumentadas.
Gonzales contactó una clínica en México, pidió unos días de vacaciones en su trabajo y finalmente tuvo el aborto.
"Es un dolor físico y emocional muy duro de superar, por esto no entiendo que políticos estén utilizando el tema del aborto para ganar votos a su favor", dijo la mujer refiriéndose a las elecciones presidenciales de noviembre.
"Cada mujer que tiene un aborto tiene una razón muy fuerte para tomar esta decisión. Nadie pasa por esto porque quiere", manifestó con la voz entrecortada.
Señaló que comprende a aquellos que defienden el derecho a la vida, pero considera que "es muy fácil" opinar cuando no tienes los problemas de otros.
Contó que desde que tuvo el aborto solo pudo contárselo a su madre, quien dejó de hablarle más de un mes.
Gonzales aseguró que le preocupa la retórica del expresidente y precandidato republicano Donald Trump y otros conservadores que buscan restringir aún más el aborto.
"Aplaudo a esas mujeres que deciden seguir con su embarazo a pesar de todo, pero no es justo que el Gobierno y los estados nos estén cerrando las puertas para que las mujeres puedan tener un aborto seguro en tu propio país y que tengamos que viajar a otros países como México para tenerlo", indicó.