Entre las violaciones más reiteradas están los bombardeos indiscriminados de aldeas y pueblos, reclutamiento forzoso, ataques con drones en medio de la noche o la quema de casas mientras la gente duerme, detalló al presentar la situación de este país en la sesión inaugural del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.
Denunció que a pesar de estar ocurriendo crímenes tan horrendos, los militares birmanos "siguen teniendo acceso a divisas extranjeras y al armamento que necesitan para mantener su campaña de terror", mientras que el apoyo financiero internacional para el pueblo birmano es escaso.
El alto comisionado, sin embargo, dio una nota de esperanza, al comentar que ha sido testigo de que la juventud de distintas etnias ahora colabora en el exilio para que la democracia retorne a Birmania y que en esos diálogos participan representantes de la minoría musulmana rohinyás, algo que era impensable hasta hace poco.
Los rohnyás son una minoría perseguida de forma salvaje por el ejército birmano, que ha sido acusado por instancias internacionales de perpetrar un genocidio en su contra; pero también ha sido tradicionalmente rechazada por otros grupos étnicos.
Türk reveló que en áreas que han quedado fuera del control militar se han formado nuevas estructuras de gobierno con el respaldo de grupos étnicos armados y activistas, las cuales se están encargando de dar alimentos y servicios educativos y de salud a cientos de miles de personas que prácticamente no reciben ayuda humanitaria.
En otras partes del país, los combates prosiguen y están causando numerosas víctimas civiles, señaló el alto comisionado.
La Oficina de Derechos Humanos de la ONU está investigando ataques reportados en los últimos días en los estados de Rakáin y Sagaing, donde un gran número de personas que no participaban en los combates habrían muerto en bombardeos aéreos y otras acciones militares.
En distintas localidades, militares y grupos armados están dando a los residentes ultimátums para evacuar las zonas. En este contexto, Türk dijo que teme que se repita la quema de aldeas que ocurrió hace unas semanas en Bithindaung, donde murieron muchos inocentes y se registró un desplazamiento masivo de población.