La Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) remarcó en una nota oficial su posición "en defensa de la integridad, inviolabilidad y dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural".
La entidad defendió que la propuesta, elaborada por las fuerzas más extremistas de un Congreso dominado por la derecha y la centroderecha, "cumple el papel de cohibir la muerte provocada del bebé antes del final del embarazo".
La iniciativa plantea, a través de una modificación del Código Civil, penas de cárcel similares a las de un homicidio para aquellas mujeres que interrumpan su embarazo después de las 22 semanas.
"A partir de esa edad gestacional, muchos bebés sobreviven cuando nacen. Entonces, ¿por qué matarlos? ¿Por qué este deseo de muerte? ¿Por qué no evitar el trauma del aborto y, tras el nacimiento, si la madre lo desea, entregar legalmente al niño al amor y los cuidados de una familia adoptiva? Permitamos vivir a la mujer y al bebé", expresó la CNBB.
De salir adelante, con el aval de la Cámara de Diputados y el Senado, el aborto en esas condiciones, incluidos aquellos producto de una violación, sería castigado como un "homicidio simple", tipificado en Brasil con penas que varían entre 6 y 20 años de prisión.
De esta forma, las mujeres víctimas de violación que aborten con casi 6 meses de embarazo tendrían penas mayores que sus agresores, cuyo castigo oscila entre 6 y 12 años de cárcel.
El proyecto dio el miércoles un nuevo paso en la Cámara Baja, después de que la mayoría aprobara su análisis con carácter de urgencia, lo que en la práctica acelera su trámite al evitar su análisis en las respectivas comisiones parlamentarias.
Con todo, los obispos brasileños señalaron que el derecho a la vida "está bajo amenaza" y, por ello, consideran "importante" la aprobación del proyecto.
"La Iglesia católica sigue a la espera de que se aprueben otros proyectos de ley que garanticen todos los derechos del niño por nacer y de las mujeres embarazadas", indicaron.
La iniciativa ha generado una ola de protestas en los colectivos feministas, así como en otros sectores progresistas.
Varios ministros del Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva también condenaron el texto, aunque el titular de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha, remarcó a los periodistas que no pretenden cambiar la actual legislación en relación al aborto.
En Brasil, el aborto solo es permitido en los casos de violación, malformación cerebral del feto y si el embarazo pone en riesgo la vida de la madre. En esos tres casos no hay un plazo máximo para la realización del procedimiento.