El grupo de democracias más ricas del planeta -Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido- se reúne hasta el sábado en el lujoso hotel 'Borgo Egnazia', en la región de Apulia, donde en el pasado durmieron Madonna o Justin Timberlake.
La anfitriona afrontaba esta cita con la serenidad no solo de haber ganado en casa las recientes elecciones al Parlamento Europeo, sino también por haber aumentado el porcentaje de votos respecto a las elecciones de septiembre de 2022, que le llevaron al poder.
Meloni esperó a todos los líderes durante casi una hora parapetada bajo un sotechado puesto a las puertas del hotel para esquivar un sol de justicia, entre varios olivos y algunas fuentes de roca.
La espera se hizo larga, pero la política ultraderechista aguantó, entreteniéndose haciéndose fotografías con los periodistas o charlando con miembros de su equipo.
Quien más se hizo esperar fue el presidente estadounidense, Joe Biden, llegado anoche con su 'Air Force One' a Brindisi (sur), y que accedió al hotel caminando con paso casi marcial, sus gafas de sol y sonriente para, enseguida, abrazar y dar dos besos a Meloni.
La más puntual fue la alemana Ursula von Der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, seguida por el del Consejo Europeo, Charles Michel, que encabezaron las llegadas siguiendo el protocolo, y después apareció Sunak, amigo de la primera ministra italiana, a la que hizo reir.
Poco a poco, los salones de 'Borgo Egnazia' se fueron llenando con el resto: el canciller alemán Olaf Scholz, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, el canadiense Justin Trudeau, o Macron, que al final se arrimó a la italiana pese a una fría distancia inicial.
Este G7 se celebrará con la mente de los líderes puesta también en sus recientes y futuras citas electorales. Joe Biden, por ejemplo, se medirá en noviembre con el Donald Trump y quiere que temas como la ayuda a Ucrania quede bien atada en esta cita.
Sunak ha adelantado elecciones en Reino Unido al 4 de julio, una cita en la que, según todas las encuestas, el Partido Laborista podría acabar con catorce años de hegemonía conservadora.
Las elecciones europeas también han generado preocupación en el eje París-Berlín. Macron también ha anticipado los comicios legislativos ante el triunfo arrollador de la ultraderechista Marine Le Pen, y los socialdemócratas alemanes de Scholz se han visto arrastrados a tercera fuerza, detrás de la CDU y los ultras.
Asimismo Ursula von Der Leyen confía en revalidar su cargo al frente del Ejecutivo comunitario pero llega a la cumbre pendiente de las negociaciones sobre su futuro político.
Todos ellos se sentaron esta mañana en torno a una enorme mesa de madera dentro del blindado hotel 'Borgo Egnazia' para tratar temas de calado geopolítico, con la prioridad de conceder nuevas ayudas al presidente ucraniano, Volódimir Zelenski.
Antes de acceder al pequeño salón de esta vieja masía de piedra clara, los líderes posaron en una foto de familia, después de dejar su firma en un banderín del G7, conscientes de que para algunos puede que esta sea su última vez en el salón de los "Grandes".