Sólo entonces, si consigue seducir a los líderes de los países y esquivar posibles vetos, la cristianodemócrata alemana, de 65 años, tendrá que buscar la aprobación de la Eurocámara por mayoría simple de los 720 escaños.
“Tengo confianza pero, por supuesto, sé que aún me queda mucho trabajo por delante”, dijo Von der Leyen desde el Parlamento Europeo, donde también avanzó que, en la Eurocámara, buscará el apoyo de una mayoría formada entre los populares, los socialdemócratas y los liberales, que sumarían 404 escaños.
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A partir de ahora, el inicio de la legislatura europea se desarrolla por dos caminos paralelos que convergerán.
Eurocámara renovada
Por un lado, se irá configurando el nuevo hemiciclo. Los distintos partidos nacionales se agruparán hasta inicios del mes de julio por afinidades políticas y entre el 16 y 19 de ese mes se celebrará la sesión constitutiva del nuevo Parlamento Europeo.
Después se asignarán las presidencias y composición de las diferentes comisiones parlamentarias y, dentro de una coreografía de procedimientos que puede sufrir modificaciones, no será hasta la primera sesión entre los días 16 y 19 de septiembre cuando la Eurocámara tenga que aprobar o rechazar al candidato propuesto para presidir la Comisión Europea durante los próximos cinco años.
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Cónclave de líderes
La designación de esa candidatura, según estipulan los tratados, corresponde exclusivamente a los líderes de los países.
Los Veintisiete mantienen conversaciones informales desde hace meses, que cristalizarán en una primera cena informal en Bruselas el 17 de junio.
En esa reunión, Olaf Scholz, Emmanuel Macron, Giorgia Meloni, Pedro Sánchez, Donald Tusk y sus homólogos intentarán ponerse de acuerdo para proponer a un candidato o una candidata para la presidencia de la Comisión Europea, la joya de la corona.
También buscarán consensuar el relevo del español Josep Borrell como alto representante para la Política Exterior de la UE y elegir al sustituto del belga Charles Michel como presidente del Consejo Europeo, portavoz de los Estados miembros, reflejando siempre “la diversidad de la UE en términos de geografía, tamaño de país, género y afiliación política”.
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Si los jefes de Estado y de Gobierno no lograran forjar ese día un pacto sobre los "altos cargos", tendrán una nueva oportunidad en una cumbre europea formal el 27 y el 28 de junio.
¿Puede haber sorpresas?
A priori, Von der Leyen parte como gran favorita para revalidar como presidenta de la Comisión Europea, frente a otros nombres que van emergiendo en la prensa o en los mentideros políticos, como el expresidente del Banco Central Europeo y exprimer ministro italiano Mario Draghi, el comisario francés de Industria Thierry Breton o el primer ministro de Croacia Andrej Plenkovic.
Ninguno parece, a priori, en posición de hacer descarrilar la candidatura de Von der Leyen, que lleva años trabajando en su propia reelección y mantiene una buena relación con los Veintisiete, incluida la ultraderechista italiana Giorgia Meloni, el personaje político de moda en Europa.
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Pero el ascenso de la extrema derecha en Gobiernos nacionales como el de Italia y en la Eurocámara obligará a la alemana a buscar equilibrios y compromisos para que ningún país decida vetarla en unas reuniones que se celebran a puerta cerrada y en secreto.
Hace cinco años, cuando en 2019 tocaba sustituir como presidente de la Comisión Europea al luxemburgués Jean-Claude Juncker, que había anunciado que no aspiraba a repetir, la realidad destrozó las quinielas.
Durante meses se especuló con nombres como el conservador francés y negociador del Brexit Michel Barnier, su colega alemán y líder del Partido Popular Europeo en la Eurocámara Manfred Weber, el socialdemócrata neerlandés y entonces vicepresidente de la Comisión Europea Frans Timmermans, la comisaria danesa Margrethe Vestager o la presidenta del Banco Mundial, la búlgara Kristalina Georgieva.
Y tras suspender y retomar las negociaciones en sesiones interminables, los líderes anunciaron que habían llegado a un pacto para proponer a Ursula Von der Leyen, entonces una ministra alemana de Defensa absolutamente desconocida en los foros comunitarios, que superó por sólo nueve votos el examen de la Eurocámara y en un lustro se ha convertido en una mujer con poder en Europa y en el mundo.