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Nacido el 5 de enero de 1928, Bell Ville (Córdoba, Argentina), Óscar del Barco fue ensayista, poeta, traductor, editor, artista plástico y profesor de Filosofía. Tradujo e introdujo tempranamente en Argentina a autores como Antonin Artaud, Georges Bataille, el Marqués de Sade, Maurice Blanchot, Jacques Derrida, Rolland Barthes, Julia Kristeva y Louis Althusser. Fue integrante y miembro fundador del equipo editorial de la recordada publicación trimestral marxista Pasado y Presente. Revista trimestral de ideología y cultura.
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Óscar del Barco militó en el Partido Comunista hasta 1963. A comienzos de ese año fue expulsado junto con otros intelectuales, como José María Aricó y Héctor Schmucler. Posteriormente, exiliado, Del Barco vivió en Puebla (México) desde 1975 a 1983. En sus años de exilio en México fue director del Centro de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Autónoma de Puebla y uno de los principales animadores de la revista Espacios, y experimentó con el peyote y otras sustancias psicotrópicas.
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De regreso a su tierra natal, Del Barco se integró como docente a la Facultad de Filosofía de la Universidad de Córdoba. Codirigió las revistas Nombres (Universidad de Córdoba) y Confines (Universidad de Buenos Aires). También fue en Córdoba donde expuso por primera vez su poco conocida obra plástica, de inspiración surrealista y expresionista, en una muestra realizada en el Centro Cultural España en 2008.
El escritor, docente y pensador cordobés deja una vasta obra ensayística, que abarca principalmente temas de política, historia y filosofía, pero también de arte y literatura. Parte de ese trabajo ha sido reunido en los libros Un resplandor sin nombre. Textos sobre política, filosofía y mística (editorial Tercero Incluido); Alternativas de lo posthumano (editorial Caja Negra) y En busca de las palabras. Textos sobre literatura y arte 1972-2014 (editorial del Fondo de Cultura Económica), entre otros títulos. El sello cordobés Alción, por su parte, se ha encargado de editar su obra poética.
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En 2004, Óscar del Barco desató una violenta polémica en la izquierda argentina y latinomericana cuando publicó en la revista cordobesa La Intemperie una carta abierta, dirigida al director, en la que se asumía como responsable de las muertes de los jóvenes militantes Adolfo “Pupi” Rotblat, de 20 años, y Bernardo “Nardo” Groswald, de 19 años, asesinados en 1964 en la selva de Orán, Salta, por sus propios compañeros del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP).
El EGP fue grupo armado de inspiración guevarista que operó entre 1963 y 1964 al norte de Salta bajo el comando del periodista y guerrillero argentino Jorge Ricardo Masetti (fundador de la agencia de noticias Prensa Latina) con apoyo de Cuba.
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El grupo de jóvenes intelectuales marxistas que conformaba el equipo editor de la revista Pasado y Presente, incluyendo a Del Barco, reivindicó desde sus páginas la guerrilla salteña del Ejército Guerrillero del Pueblo y le brindó apoyo de diversas formas, especialmente logrando adhersiones para sus filas.
En aquella impactante carta publicada hace 20 años, en 2004, en La Intemperie, Óscar Del Barco dejó escrito: “Todos los que de alguna manera simpatizamos o participamos, directa o indirectamente, en el movimiento Montoneros, en el ERP, en la FAR o en cualquier otra organización armada, somos responsables de sus acciones”.
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En 2007, las intervenciones de Del Barco y otros participantes —como León Rozitchner, Eduardo Grüner y Nicolás Casullo, por mencionar unos cuantos— en aquel debate fueron recogidas en el libro No matar. Sobre la responsabilidad, publicado por la Universidad de Córdoba.
En 2014, el filósofo cordobés rechazó el Premio Konex por motivos éticos, declarando que se negaba a aceptar un galardón que ha sido otorgado a cómplices de la dictadura militar. Y con admirable honestidad agregó: “No me considero de ninguna manera un ejemplo ético a proponer a los jóvenes por cuanto no solo apoyé la dictadura totalitaria de la Unión Soviética y la falta de libertades en Cuba, sino que acepté en 1964 el asesinato de dos integrantes del llamado Ejército Guerrillero del Pueblo”.