"Esto es un asunto de vida o muerte, un asunto de emergencia, y vamos a discutirlo esta tarde. Creo que el Consejo de Seguridad no puede simplemente hablar, el Consejo tiene que actuar", expresó minutos antes de celebrarse la reunión, que fue solicitada por Argelia, único miembro árabe del Consejo.
Junto a las habituales demandas de alto el fuego, liberación de rehenes en manos de Hamás y acceso de la ayuda humanitaria, De Rivière dijo que el Consejo debe "tomar acción y permitir que la ONU desempeñe su papel enteramente en la Franja de Gaza para así cubrir las necesidades inmediatas de la población".
En esa lógica, el Consejo "debe hacer posible que los palestinos gobiernen Gaza, que será parte integral de su Estado, pues de otro modo seguiremos (saltando) de crisis en crisis", dijo, uniéndose a las voces que reclaman una posguerra dirigida por los palestinos, y no como Israel ha dado a entender sobre un eventual gobierno futuro de una coalición árabe sin Hamás ni la Autoridad Palestina.
Aunque las resoluciones del Consejo de Seguridad son teóricamente vinculantes (y no solo simbólicas, como las de la Asamblea Geneal), desde el comienzo de la guerra este órgano ha aprobado al menos dos que no han tenido ningún efecto sobre el terreno, la última de ellas el 25 de marzo para pedir "un alto el fuego inmediato" y el acceso de ayuda humanitaria a Gaza, que Israel se negó a aplicar.
También la Corte Internacional de Justicia pidió la pasada semana a Israel que ponga fin de inmediato a las operaciones militares en Rafah, y tampoco entonces el gobierno israelí lo cumplió; antes al contrario, redobló su ofensiva, y de hecho el ejército israelí cometió el pasado domingo una de las matanzas más sangrientas de la guerra, con al menos 72 víctimas mortales en el bombardeo contra un campamento de desplazados cerca de Rafah.