Ese reclamo incluye la consecución de un alto el fuego inmediato y duradero en Gaza, la liberación de todos los rehenes, ayudar a los palestinos a reconstruir su enclave tras la guerra y el cese de las ocupaciones israelíes.
Así se lo exigía la comunidad árabe en las primarias demócratas en Míchigan en febrero a cambio de su voto y se lo sigue requiriendo todavía en manifestaciones como las organizadas este fin de semana en distintas ciudades de ese estado aprovechando que el mandatario vuelve este domingo a la zona por tercera vez en lo que va de año.
En Dearborn, núcleo del descontento y donde las papeletas en blanco se impusieron a Biden en esos comicios internos del partido, un centenar de personas, mayoritariamente estudiantes, salieron a la calle el sábado con pancartas de condena al "genocidio".
El voto del descontento
Ffeatherr, de 25 años, votó por el ahora presidente en 2020 frente al republicano Donald Trump, pero en febrero dejó su papeleta en blanco y en las próximas presidenciales planea hacer lo mismo: "Tiene demasiada sangre en sus manos", lamenta a EFE el joven.
Lo dijo en una marcha plagada de pancartas en favor de una Palestina libre y que transcurrió a poca distancia del museo Henry Ford, el hombre que revolucionó la industria automovilística a principios del siglo XX y que con la apertura de su planta en esa ciudad contribuyó al crecimiento de la comunidad árabe allí, al ser un polo de atracción económica y laboral.
"La gente llegó para trabajar y se quedó", explica Osama Siblani. Es el fundador y editor del diario The Arab American News, que tiene sus oficinas en Dearborn, y una influyente voz entre los estadounidenses de origen árabe. Y, como muchos de ellos, también está dispuesto a darle la espalda a Biden "por lo que ha hecho a los palestinos".
Estados Unidos podría haber usado su influencia para evitar las más de 35.000 muertes de ciudadanos palestinos, asegura a EFE, y "ha elegido no hacerlo". "Necesitamos castigar a Biden, pero su oponente no es una opción que nos guste, así que la manera de hacerlo es dejar la papeleta en blanco", dice.
Míchigan es un estado bisagra y junto con Pensilvania y Wisconsin acapara todas las miradas.
Trump ganó en Míchigan en 2016 por menos de 11.000 votos frente a Hillary Clinton y en 2020, con Biden como candidato, este último lo recuperó para los demócratas con una diferencia cercana a los 154.000. En las últimas encuestas, el aspirante republicano le aventaja por menos de un punto porcentual, según la media de sondeos de la web FiveThirtyEight.
En Dearborn, de unos 110.000 habitantes, donde más de la mitad de la población es de origen árabe y se encuentra la mayor mezquita de Norteamérica, dicen estar dispuestos a pagar el precio de un segundo mandato de Trump: "Prefiero perder habiendo tomado la decisión correcta", apunta a EFE Hussein, de 24 años, que querría que Biden tuviera la valentía de hacer "lo correcto".
Las protestas esperan a Biden
El joven acudió a la protesta organizada el sábado, que ocupó parcialmente una de las principales vías de la ciudad, y volverá a la que este domingo recibirá a Biden en Detroit, cuya convocatoria reclama el fin de la "matanza" en Gaza y avisa que el principal enemigo de los palestinos está "en casa".
La campaña del mandatario se anticipó a esa visita subrayando el sábado que Detroit es una "prioridad" y que desde febrero han triplicado el número de trabajadores electorales en Míchigan y han abierto 32 oficinas para movilizar a la gente en noviembre.
Sin embargo, la comunidad árabe es consciente de su poder en las urnas en zonas tan igualadas: "Ya es tarde para Biden. Cada voto cuenta y no estamos solos. Hay mucha gente partidaria del voto en blanco. Así que auguro que perderá Míchigan. ¿Le hará eso perder las presidenciales?", se pregunta Siblani. "Probablemente", sentencia.