El Polo de Urucú, en el que Petrobras produce gas y petróleo hace 35 años y que espera seguir explotando al menos hasta 2042, es un conjunto de diminutas islas de acero y cemento en un área de 332 kilómetros cuadrados de selva en la que la empresa tiene siete concesiones y de la que solo un 2 % fue deforestada.
Acceso solo por barco o avión
Petrobras invitó a un grupo de periodistas para exhibir el campo del que dice enorgullecerse, ubicado en una de las regiones más aisladas de la Amazonía y al que solo es posible acceder por avión o barco, en momentos en que su intención de explotar un área marina frente a la desembocadura del Amazonas genera una intensa polémica.
Pese a tratarse del tercer mayor campo productor de gas de Brasil, la región de Urucú permanece relativamente preservada, lo que, según Petrobras, deja sin sentido el veto a la explotación petrolera debatido en agosto pasado en una reunión de presidentes de los países amazónicos.
"Escuchamos la propuesta del presidente de Colombia (Gustavo Petro), pero aquí mostramos que es posible producir petróleo en el corazón de la Amazonía con absoluto respeto al medioambiente", afirmó a EFE el gerente de Petrobras para la producción en campos terrestres y aguas rasas, Francisco Queiroz.
De acuerdo con el ejecutivo, Petrobras está produciendo hidrocarburos y generando riqueza y empleo en una de las regiones más pobres de Brasil sin destruir o amenazar la Amazonía.
"Estamos dispuestos a conversar y a mostrarle a los órganos ambientales y a las instituciones nacionales o extranjeras que es posible producir con total respeto al medioambiente", afirmó.
Pese a las difíciles condiciones, Petrobras produce en Urucú 15 millones de metros cúbicos de gas natural por día, transportados por un gasoducto de 663 kilómetros que atraviesa la selva y que son responsables por el 65 % de la energía eléctrica consumida por los dos millones de habitantes de Manaos.
Ochenta mil cilindros de gas de cocina diarios
También produce 80.000 cilindros de gas de cocina, que abastecen todo el norte y parte del noreste de Brasil y 10.000 barriles diarios de un petróleo ligero cuya calidad (58 API) es similar al extraído por los países árabes.
Queiroz explicó que Petrobras garantizó la preservación en Urucú por seguir las recomendaciones de un grupo de científicos que visitó la región antes de que la empresa perforara su primer pozo.
"Ellos hicieron un plan sobre cómo se podía extraer petróleo en el corazón de la selva con los mínimos daños posibles y lo hemos cumplido en su totalidad", afirmó.
Los científicos elaboraron un decálogo que, entre otras normas, obliga a Petrobras a minimizar la construcción de carreteras, a desincentivar el surgimiento de núcleos urbanos, a contratar mano de obra en las ciudades vecinas, a elaborar un inventario de la flora existente antes de cualquier actividad y a recomponer las áreas deforestadas.
Como las únicas carreteras existentes son las que conducen a los 80 pozos activos, los cerca de 3.200 empleados, divididos en dos grupos que hacen turnos de 14 días de trabajo y 14 de descanso, son transportados desde Manaos o desde Carauari en aviones con vuelos diarios.
Los equipos, materiales y hasta los alimentos son enviados desde Manaos en barcazas que demoran entre siete y diez días en llegar dependiendo de las condiciones de navegabilidad del estrecho y sinuoso río Urucú.
Gracias a la preservación no es raro ver animales salvajes, incluyendo jaguares y yacarés, merodeando las instalaciones.
Para replantar las áreas desactivadas Petrobras cuenta con viveros en los que reproduce 90 especies nativas, incluyendo orquídeas y bromelias, que le han permitido sembrar 1,4 millones de plantas en 35 años.
Todos los residuos del polo, incluso los líquidos y que llegan a 150 toneladas por mes, son enviados a Manaos en barco.