"Han sido dos años perdidos", dijo Russwurm en una entrevista con el diario "Süddeutsche Zeitung".
El principal blanco de las críticas es el propio Scholz ya que con el vicecanciller y ministro de Economía, Robert Habeck, y con el ministro de Finanzas, Christian Lindner, hay al menos un diálogo permanente.
Russwurm sostiene que algunas decisiones erróneas se tomaron antes de que comenzará la gestión de la actual coalición tripartita y señala que Alemania crece más lentamente que otras economías similares y que la mayoría de los países de la Unión Europea.
"El que nadie haga sonar las alarmas tiene que ver con que Alemania sigue confiando en indicadores caducos", dijo.
Russwurm se refería con eso ante todo a la baja cuota de desempleo, que en el pasado era vista como una señal de la buena marcha de la economía.
Sin embargo, según el representante de la BDI, actualmente ésta se debe a factores demográficos con lo que no es fiable como indicador económico.
"El Ministerio de Economía debería tener en cuenta el nivel de las inversiones y éste no es tan bueno", dijo Russwurm.
El presidente de la BDI también pide un debate abierto acerca de que industrias quiere y puede mantener Alemania en vista del nuevo panorama mundial.
Con respecto a la producción de semiconductores Russwurm admitió que no le gustan los millones de subvenciones que se están dando en todo el mundo pero advirtió que Alemania no puede abandonar el terreno por cuestión de principios.
"Si Alemania, como único actor que mantiene unos principios se niega a entrar en el juego no sólo nos quedaremos sin las fábricas sino también perderemos conocimientos tecnológicos importantes", dijo.
Algunas industrias, admitió, desaparecerán de Alemania y puso como ejemplo la producción de amoniaco.