Como parte de su gira por Suramérica, que incluyó visitas a Paraguay, Bolivia y Ecuador, Sinkevičius llegó este jueves al archipiélago ecuatoriano de las Galápagos para constatar que la contaminación por microplásticos afecta incluso a uno de las reservas marinas mejor conservadas del planeta.
En la isla de Santa Cruz, también visitó una escuela construida bajo un proyecto de edificaciones sostenibles de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) y se le concedió el honor de dar nombre a una de las tortugas bebés del Centro de Crianza de Tortugas Fausto Llerena, que se encuentra en las instalaciones de la Fundación Charles Darwin (FCD).
El quelonio apadrinado por Sinkevičius es el ejemplar número 20 nacido en 2023 de la especie 'chelonoidis darwini', endémica de Santiago, una de las trece islas que forman este archipiélago situado a unos mil kilómetros al oeste de las costas continentales de Ecuador.
En honor al mar Báltico
El exministro lituano de Economía e Innovación bautizó a la tortuga como Baltÿa en honor al mar Báltico, donde busca cambiar la dinámica para restaurar ese mar del norte de Europa, fuertemente contaminado por la "eutrofización" y donde yacen alrededor de 300.000 toneladas de armamento y municiones de la II Guerra Mundial.
Y es que las tortugas gigantes de Galápagos no se han escapado de la contaminación por plásticos, pues un reciente estudio publicado el año pasado reveló que las tortugas gigantes de la isla Santa Cruz, la más poblada del archipiélago con unos 18.000 habitantes, están ingiriendo plástico en su alimentación.
Los resultados evidenciaron que las tortugas gigantes consumen con mayor frecuencia desechos producidos por la actividad humana en zonas intervenidas por el ser humano, como en el oeste de Santa Cruz, mientras que, en las áreas protegidas, la exposición a estos desechos es casi nula.
En el apadrinamiento y bautizo de Baltÿa también participaron la ministra de Ambiente, Agua y Transición Ecológica de Ecuador, Sade Fritschi, el director del Parque Nacional Galápagos, Arturo Izurieta, y el embajador de la UE en Ecuador, Charles-Michel Geurts.
La tortuga proseguirá su crecimiento en el criadero hasta cumplir los dos años, para luego ser introducida en su hábitat natural, conforme se ha hecho con decenas de miles de ejemplares en las últimas décadas, con el objetivo de recuperar las poblaciones de esta especie catalogada en peligro crítico de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Limpieza de microplásticos
Antes de este simbólico de acto, donde Sinkevičius recibió una estatuilla de madera de una tortuga gigante de Galápagos, el comisario de la UE participó en una demostración de limpieza de microplásticos en Tortuga Bay, una de las playas más icónicas y emblemáticas de las Galápagos.
Allí, a través de tamizar la fina arena blanca sobre la que descansan decenas de iguanas, comprobó que existen pequeñas partículas de plásticos de diferentes tipos, traídas allí por el mar.
Por ello, reiteró su llamado a sacar adelante un Tratado Global sobre el Plástico para regular sus usos y limitar este tipo de contaminación que provoca que acabe como parte de la dieta de especies marinas.
Enfocado en proteger bosques y océanos
Desde 1978 las Galápagos, que en el siglo XIX llevaron al científico británico Charles Darwin a desarrollar su teoría de la selección y evolución natural de las especies, están declaradas por la Unesco como patrimonio natural de la humanidad.
A este enclave llegó Sinkevičius en su segundo día de visita en Ecuador, después de que el primero se centrase en Quito en explicar la nueva regulación que tendrá la UE a partir de diciembre de este año para importar productos con plena garantía que sean libres de deforestación.
Asimismo, lideró el lanzamiento de Ukumari, una iniciativa de cooperación conjunta de seis estados miembros de la UE (Alemania, Bélgica, España, Francia, Italia y Hungría) que contempla al menos 200 millones de dólares para frenar la deforestación de la Amazonía ecuatoriana.