Casi medio siglo después de su despenalización en Francia, existe un amplio apoyo social, pero la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos en 2022 de dejar de reconocerlo como un derecho federal activó las alarmas.
“No hay que esperar a que un derecho esté realmente amenazado para protegerlo (...) Es una protección que debemos a las mujeres” , subrayó el domingo el ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti, en la radio J.
La ilustre sala del Congreso, creada a finales del siglo XIX en el palacio de Versalles, al suroeste de París, acogerá hoy la votación, que volverá “irreversible” este derecho, según el presidente Emmanuel Macron.
Este Congreso extraordinario, que reunirá a ambas cámaras del Parlamento conjuntamente, pondrá fin a un largo proceso legislativo, impulsado por la izquierda y el oficialismo, meses después del retroceso estadounidense.
Su inscripción necesita el apoyo de tres quintas partes de los legisladores presentes, pero esta se anuncia favorable. De los 925 diputados y senadores franceses, 760 ya dieron su visto bueno en los votos unicamerales.
“Libertad para siempre”, titula hoy en la tapa el diario de izquierda Libération, que justifica la decisión por la evolución de un mundo “cada vez más tentado por el regreso de las ideas reaccionarias y conservadoras” .
Antes de la histórica decisión de Francia, Chile intentó introducir el derecho para las mujeres a “una interrupción voluntaria del embarazo” en su proyecto de nueva Constitución en 2022, que los chilenos rechazaron en referendo.
Varios países de los Balcanes cuentan con esta protección pero de forma implícita, como herencia del “derecho humano de decidir libremente sobre el nacimiento de los hijos” incluido en la Carta Magna de 1974 de la entonces Yugoslavia.
Cuba también hace una referencia velada cuando habla de “derechos reproductivos” en su Constitución y, en algunos países africanos como Kenia, esta recoge las excepciones a una práctica prohibida constitucionalmente.
En el lado opuesto, algunos países prohíben implícitamente el aborto en su Constitución al blindar un derecho a la vida desde la concepción, como en el caso de República Dominicana, Filipinas, Madagascar, Honduras y El Salvador.
“Si yo fuera francesa, estaría luchando por este cambio constitucional” , dijo en 2023 al diario francés Libération la líder feminista salvadoreña Morena Herrera, para quien esto “tendrá repercusiones en el resto el mundo”.
“Reforzar el acceso”
Esta activista recibió entonces el premio Simone Veil, creado en 2019 en honor a esta ministra francesa, icono de la emancipación femenina y superviviente del Holocausto que logró en 1975 la despenalización del aborto.
En 2022, se extendieron los plazos hasta las 14 semanas en Francia, donde el número de interrupciones voluntarias del embarazo practicadas se mantiene estable desde hace dos décadas en unas 230.000 anuales.
Sin embargo, el acceso es “bastante difícil” en las zonas rurales, explicó a la AFP la diputada centrista, Éleonore Caroit, para quien la constitucionalización permitirá “reforzar el acceso al aborto en esos lugares”.
Aunque alrededor del 80% de franceses apoyan la protección del aborto en la Constitución, según los sondeos, los obispos expresaron su “tristeza” por esta decisión, así como grupos minoritarios y algunos legisladores.
La organización antiabortista Marcha por la Vida convocó una manifestación en Versalles, “para defender la vida de los niños por nacer y de todas las víctimas del aborto”.
Tras la aprobación prevista del Congreso, la ceremonia final de inscripción del aborto en la Constitución, en presencia de Macron, podría tener lugar el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, según una fuente conocedora.