A dos meses del terremoto que sacudió Japón el pasado 1 de enero, cerca de 12.000 personas siguen evacuadas.
Más de 75.410 edificios se vieron afectados por el sismo, algunos de los cuales quedaron inservibles, y 18.880 hogares siguen sin suministro de agua, graves daños que llevan a que 11.449 personas sigan teniendo que vivir en refugios temporales y centros de evacuación de la península de Noto y alrededores.
Del total de desplazados por el terremoto, que generó un tsunami responsable de mayores daños a edificios, 4.733 fueron trasladados a hoteles o espacios similares de sus localidades, mientras otros siguen esperando en instalaciones comunitarias a tener alojamiento provisional.
Los voluntarios y empleados de fuera de las zonas afectadas que trabajan en la recuperación de la prefectura de Ishikawa también sufren la falta de alojamiento donde poder quedarse mientras llevan a cabo sus labores.
Las autoridades de la prefectura trabajan por acelerar la construcción de viviendas temporales, así como la restauración del suministro de agua, las carreteras levantadas y las infraestructuras afectadas.
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El primer ministro japonés, Fumio Kishida, explicó en una reunión sobre la recuperación de Noto celebrada este martes que se está estudiando la respuesta que dio el gobierno tras el terremoto para tratar de mejorar de cara a futuros desastres.
“Con las limitaciones geográficas de la península, la situación era difícil en comparación con la respuesta a catástrofes anteriores”, pronunció Kishida antes de encargar a los ministros competentes que verificaran las medidas tomadas por el Ejecutivo hasta el momento.
El mandatario expresó la voluntad de inyectar 116.700 millones de yenes (unos 776 millones de dólares) adicionales, tomados de reservas del presupuesto de este año, a la reconstrucción de las áreas perjudicadas, y pidió cooperación a los afectados “para que puedan recuperar sus vidas con tranquilidad lo antes posible”.
Un cuestionario impulsado por la cadena nacional NHK reveló que el 84 % de las víctimas quiere seguir viviendo en el lugar que lo hacía antes del terremoto, o al menos en el mismo municipio.