El cáncer de endometrio es un tipo de tumor que se desarrolla en la cara interna del útero y supone más de 5.000 nuevos casos en España anualmente, con un gran impacto en la salud de las mujeres.
Además, esta modalidad de cáncer se presenta cada vez con mayor frecuencia, en parte por el envejecimiento de la población.
Pero también es un cáncer muy dependiente de las hormonas, de manera que los estrógenos -hormonas sexuales- pueden intervenir sobre su desarrollo y evolución.
Ahora, este estudio publicado en Environmental Health Perspectives por investigadores del IDIBELL de l’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), el Instituto Catalán de Oncología (ICO), la Universidad de Granada y el Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada aborda la relación entre el cáncer de endometrio y la exposición a mezclas de contaminantes ambientales que pueden interferir con las funciones de las hormonas.
Esta clase de compuestos, conocidos como disruptores endocrinos, actúan como xenoestrógenos (compuestos diseñados por el ser humano que imitan el efecto de otros estrógenos) y se encuentran en muchos productos químicos industriales, incluyendo pesticidas y herbicidas, así como en cosméticos y otros artículos de consumo cotidiano.
Mediante técnicas avanzadas de análisis químico y ensayos biológicos, los investigadores han evaluado la carga hormonal total en la sangre de más de 300 mujeres, con y sin cáncer de endometrio.
“El uso de estos ensayos biológicos nos ayuda a entender el impacto negativo de las mezclas químicas”, ha destacado la catedrática de la Universidad de Granada e investigadora del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada y del CIBERESP, Marieta Fernández.
Los resultados revelan una asociación entre la exposición a los disruptores endocrinos y un mayor riesgo de desarrollar cáncer de endometrio.
“Es interesante que encontramos el efecto con dosis medias de xenoestrógenos, pero no con altas, de forma similar a lo observado con las hormonas endógenas”, ha destacado la investigadora del IDIBELL y el ICO Laura Costas.
"Esta relación seguramente está vinculada con la propia naturaleza del tumor, al ser un cáncer dependiente de hormonas, y por eso queremos también estudiar si la presencia de xenoestrógenos implicaría una peor evolución de la patología en aquellas mujeres que ya tienen la enfermedad", ha explicado Costas.
Esta investigación aporta luz sobre el impacto negativo de los disruptores endocrinos en la salud humana y tiene implicaciones significativas para la salud pública.