Este domingo, Jair Bolsonaro, exmandatario brasileño, se defendió de las investigaciones por un supuesto intento de golpe de Estado frente a miles de sus seguidores.
Subido a un camión instalado en plena Avenida Paulista, la más emblemática de la ciudad, Bolsonaro negó la existencia de una trama golpista, se dijo víctima de una “persecución”, y criticó los “abusos de algunos”.
“¿Qué es golpe? Son tanques en la calle, son armas, es conspiración… Nada de eso fue hecho en Brasil”, se defendió ante una multitud vestida de verde y amarillo, los colores de la bandera, y que lo aplaudía y le gritaba “mito” a cada tres frases.
Al mismo tiempo, aseguró que “la minuta de un decreto de estado de sitio”, redactada supuestamente por asesores de Bolsonaro y sobre la que se centran las investigaciones policiales, es un mecanismo amparado por la Constitución y que, de todos modos, finalmente no fue activado.
Por otra parte, el ultraderechista llamó a “pacificar” el país y pidió a los legisladores que aprueben una amnistía para las personas condenadas por invadir las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema en Brasilia el 8 de enero de 2023.
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Con todo, evitó cargar explícitamente contra uno de sus blancos favoritos, el máximo tribunal, que ya le retiró el pasaporte a principios de mes y le prohibió salir del país en el marco de las investigaciones policiales que también involucran a varios generales y aliados del expresidente.
El bolsonarismo esperaba congregar a más de medio millón de personas en la Avenida Paulista después de meses de varapalos judiciales, pero las autoridades no habían dado cifras de asistencia hasta las 17.30.
En una muestra de músculo político, la ex primera dama, Michelle Bolsonaro, un puñado de gobernadores y alcaldes, así como alrededor de un centenar de legisladores acompañaron al ultraderechista en la palestra.
A diferencia del tono comedido usado por Bolsonaro, el influyente pastor evangélico Silas Malafaia sí arremetió contra la Corte y habló sobre una supuesta “ingeniería del mal” para tratar de encarcelar al líder ultra, que ya ha sido inhabilitado hasta 2030 por cuestionar las urnas electrónicas usadas en los comicios.
Malafaia advirtió que, si los magistrados del tribunal mandan a encarcelar a Bolsonaro, “no será para su destrucción (del expresidente), sino para la de ellos”.
Los seguidores ultras empezaron a concentrarse en la Avenida Paulista horas antes del inicio del acto para encontrar lugar en las primeras filas frente al camión, cuyos altavoces emitían música techno a todo volumen para animar el ambiente.
Enrollados en banderas de Brasil, la mayoría hizo caso al pedido de Bolsonaro de no llevar carteles con las habituales soflamas contra la Suprema Corte o el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Sin embargo, durante la protesta hubo gritos de “ladrón” contra Lula y en conversación con EFE varios manifestantes cuestionaron la “imparcialidad” del Supremo.