"Creemos que acelera la curva de la innovación y ofrece oportunidades en el resto del mundo", afirmó Kerry en la sesión de apertura de la reunión ministerial en París de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que conmemora su 50 aniversario.
Dijo que no están de acuerdo con las quejas que han recibido, sobre todo de los europeos, contra la Inflation Reduction Act (IRA), una ley de 2022 que prevé movilizar 369.000 millones de dólares de dinero público en 10 años para favorecer inversiones de economía verde, a condición de que se hagan en Estados Unidos.
Insistió en que esas ayudas públicas están catalizando cientos de miles de millones de dólares del sector privado (estimó el negocio generado en alrededor de un billón) que van a dar un impulso a las tecnologías limpias en todo el mundo: "creemos que es beneficioso para Estados Unidos y para el resto del mundo".
Kerry alertó contra los planes para la puesta en marcha de nuevas centrales de carbón, que se concentran en el sudeste asiático, y que según su análisis pueden echar a perder los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Hizo notar que se están preparando capacidades de producción de 500 gigavatios con centrales de gas en Asia, y que si eso se materializa, anulará con sus emisiones los esfuerzos que se han hecho para reducirlas en Europa y en Norteamérica en los 10-15 últimos años.
El representante estadounidense avisó de que, dada la realidad conocida sobre el cambio climático, no debería ponerse en marcha ninguna nueva central de carbón.
Sobre todo, porque los científicos han señalado que se está llegando a puntos de inflexión que si se franquean ya no habrá posibilidad de dar marcha atrás, y puso como ejemplo lo que está ocurriendo en el Ártico, que se caliente hasta cuatro veces más rápido que el resto del planeta, con las consecuencias para la fusión del casquete polar y la subida del nivel del mar.
Para la UE, el IRA está generando un efecto de aspiración de muchas inversiones en energías limpias, que se están desviando a Estados Unidos para beneficiarse de las subvenciones, y eso supone una pérdida de competitividad de los europeos y un retraso en esas tecnologías.