“La decisión del tribunal antisemita de La Haya demuestra lo que ya se sabía: este tribunal no busca justicia sino la persecución del pueblo judío”, indicó el ministro en declaraciones difundidas por medios israelíes.
“No se deben escuchar decisiones que pongan en peligro la existencia del Estado de Israel”, añadió, al abogar por el prolongamiento de la guerra en Gaza “hasta la victoria completa”.
Tras la demanda por genocidio presentada por Sudáfrica ante la CIJ, el tribunal de la ONU exigió hoy a Israel “adoptar medidas inmediatas y efectivas” para permitir el acceso de la asistencia humanitaria a Gaza y “castigar” cualquier incitación al genocidio de los civiles palestinos.
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Sin embargo, no instó a un alto el fuego en la Franja, donde ya han muerto más de 26.000 personas desde que se inició la guerra el 7 de octubre, según las autoridades gazatíes.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, calificó la acusación de genocidio de “falsa” y “escandalosa”, pero celebró que el tribunal no ordenara el cese de la actividad militar en la Franja de Gaza, una ofensiva que consideró como parte del derecho de Israel a la autodefensa.
Por su parte, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, afirmó que el Estado de Israel “no necesita ser sermoneado sobre moralidad” y defendió que saben distinguir entre “terroristas y población civil” en Gaza; y criticó que la CIJ no desestimara por completo la acusación “antisemita” de genocidio contra Israel por parte de Sudáfrica.
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“Aquellos que buscan justicia no la encontrarán en los sillones de cuero de los tribunales de La Haya; la encontrarán en los túneles de Hamás en Gaza, donde están retenidos 136 rehenes y donde se esconden los que asesinaron a nuestros niños”, afirmó.
Por su parte, el ministro israelí de Exteriores, Israel Katz, subrayó el “compromiso inquebrantable” de Israel con el Derecho internacional, independientemente de cualquier procedimiento de la CIJ, así como su “derecho inherente” a defenderse de Hamás, que el pasado 7 de octubre cometió un brutal ataque en suelo israelí que dejó unos 1.200 muertos y 250 secuestrados.