Se auguran 10 meses de tensión y crispación política luego de que la única rival restante para la nominación presidencial republicana, Nikki Haley, sufrió una dura derrota el martes que la dejó sin posibilidades realistas de perseguir al expresidente (2017-2021).
Trump, de 77 años, anticipó la retórica divisiva que tendrá la campaña para las presidenciales de noviembre con un airado discurso de victoria en el que atacó a Haley por su “muy mala noche” y hasta con críticas a su vestido.
Incluso el demócrata Joe Biden, de 81 años, aceptó que “ahora estaba claro” que afrontaba una revancha contra Trump -que las encuestas sugieren que muchos ciudadanos no quieren- y advirtió que el futuro de la democracia estadounidense dependía del resultado de noviembre.
Haley, exembajadora estadounidense ante la ONU, esperaba ser una gran sorpresa en el estado del noreste, pero Trump -su exjefe- ganó por alrededor de 54% contra 43%, con casi 91% de los votos escrutados.
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Después de haber aplastado a sus rivales en la primera votación de la campaña en el estado de Iowa, Trump ya sentenció que cuando las primarias lleguen al estado natal de Haley, Carolina del Sur, en febrero, “vamos a ganar fácilmente” .
Trump afianzó su mensaje de extrema derecha, sin ningún indicio de acercarse a los votantes más moderados que apoyaban a Haley, algunos de ellos preocupados por las 91 acusaciones penales que enfrentaba el magnate republicano.
En un momento, mientras pronunciaba malas palabras en la televisión en pleno horario pico, Trump aseguró que Estados Unidos era un “país fallido” y cargó su discurso con siniestras advertencias sobre los problemas de la inmigración ilegal y afirmaciones falsas sobre su derrota en las elecciones de 2020.
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Advertencia de Biden
En un comunicado, Biden advirtió que la democracia y las libertades individuales están “en juego” y da por seguro que Trump “será el candidato republicano”.
Su equipo de campaña también da por hecho un nuevo duelo Trump-Biden.
Los resultados confirman que su movimiento MAGA “ha completado su toma de control” sobre el Partido Republicano, afirma en un comunicado usando el acrónimo del lema trumpista “Make America Great Again” (“Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo”).
En la práctica no hay diferencias programáticas trascendentales entre Trump y Haley pero sí de matices y de tono. En migración, por ejemplo, ambos son partidarios de cerrar la frontera con México, pero Trump va más allá acusando a los migrantes de “envenenar la sangre” del país.