Entre los sancionados hay tres organizaciones profesionales del sector de las conservas (FIAC, ADEPALE y ANIA) y una asociación de fabricantes de latas SNFBM.
También otras once empresas, integrantes de esos grupos, y todo ello en relación con una ley de 2012 que dio de plazo hasta enero de 2015 para que se dejara de utilizar el bisfenol A en los envases alimentarios ante el potencial riesgo que esa sustancia química puede tener para la salud.
En concreto, son Andros, Bonduelle, Charles y Alice, Cofigeo, Conserves France, D'Aucy, General Mills y Unilever, así como los distribuidores de latas Ardagh, Crown y Massilly.
Algunas de las marcas que conforman esos grandes conglomerados son Cirio, Barbier Dauphin, Valfrutta, Rolli y Dea (Conserves France), Géant Vert, Häagen-Dazs, Nature Valley y Old El Paso (General Mills) y Amora, Ben & Jerry's, Carte D'Or, Cornetto, Knorr, Magnum, Maille, Maizena y Miko (Unilever).
La Autoridad de la Competencia les reprocha una "infracción única, compleja y continua" durante casi cinco años, de octubre del 2010 a julio de 2015.
La estrategia seguida por las empresas fue la de impedir, antes de que se hiciera efectiva la prohibición del bisfenol A que los fabricantes comunicaran al público que sus productos no contenían esa sustancia, cuando utilizaban envases que ya no recurrían a ella.
El objetivo era que no se propiciara una competencia sobre esa cuestión para ganarse al consumidor con un argumento sanitario y de esa forma no penalizar a los que siguieran utilizando envases con bisfenol A hasta su prohibición legal.
Al mismo tiempo, hubo un acuerdo para incitar a los industriales a continuar recurriendo a esos envases con bisfenol A hasta el final, y eso pese a que había una demanda de los grupos de distribución para que las cosas cambiaran ya antes.
La AMF considera estas prácticas "muy graves", puesto que privaron a los consumidores de la posibilidad de elegir productos sin bisfenol A en un momento en ya estaban disponibles y en que "esta sustancia ya se consideraba peligrosa para la salud".
El bisfenol A sirve para la fabricación de plásticos como el policarbonato y resinas presentes en adhesivos, cables, equipamientos deportivos y electrodomésticos, entre otros.
La Agencia de Seguridad Alimentaria francesa estimó en 2015 que en contacto con el cuerpo humano puede provocar problemas de fertilidad, trastornos metabólicos, disfunción tiroidea y cánceres hormonodependientes (como el de mama y próstata).