Esta decisión, comunicada por los líderes de los partidos de la coalición gubernamental, formada por conservadores y liberales, revierte una medida reciente que introdujo un impuesto de 10 euros por MWh para el tránsito de gas.
El cambio de política se produce dos meses después de la imposición de la tasa, que algunos analistas interpretaron como una medida contra Austria por bloquear la entrada de Bulgaria al espacio Schengen.
La decisión de posponer la tarifa se justifica con la necesidad de buscar una solución común europea, a la espera de una propuesta de la Comisión Europea sobre un mecanismo paneuropeo para el tránsito de gas ruso.
El líder de la formación conservadora GERB, Boyko Borisov, expresó su preocupación sobre cómo esta tarifa podría afectar la posible adhesión de Bulgaria a Schengen, dado que Hungría había amenazado también con un veto.
La tasa, impuesta a mediados de octubre, fue criticada por Serbia y Hungría, que temían que aumentaría el costo del combustible y denunciaron la medida ante la UE.
Bulgaria había introducido la tasa para reducir las ganancias de Gazprom, la empresa rusa de gas, pero aseguró que no buscaba perjudicar a Hungría y Serbia.
La tarifa afectaba al gas que circula por Bulgaria a través del gasoducto Turkish Stream, que desde principios de 2021 bombea gas ruso a Serbia, Hungría y Austria, pero no a Bulgaria.
Desde la invasión rusa de Ucrania, el gasoducto Turkish Stream se ha convertido en la principal ruta de entrada de gas ruso a Europa.
Serbia, un país candidato a la UE, depende casi completamente del gas ruso, pero está trabajando para diversificar sus fuentes de suministro, incluyendo un reciente acuerdo comercial con Azerbaiyán.