"Esos principios no son culturales, no son occidentales, no tienen fecha y no están limitados geográficamente", recalcó Macron en un acto celebrado en el Palacio Chaillot, ubicado en la plaza de Trocadero de París, donde el 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
"Constituyen el horizonte de un proyecto humanista sobre el que se fundaron nuestras democracias y el proyecto multilateral de la ONU de paz y prosperidad compartida", agregó.
Macron dijo que insiste en esa idea "en este momento" porque hay dirigentes de países que firmaron aquel documento que "están explicándonos que esos derechos se han vuelto relativos o regionales", en una alusión velada a Rusia.
También criticó a los líderes de otras naciones que afirman que los derechos de las mujeres son "algo que cambia según la latitud o la longitud".
"No. Es falso. Y sería hacer retroceder enormemente la historia el ceder a esa especie de revisionismo contemporáneo que vemos reaparecer por todas partes y que fractura lo que esa Declaración Universal permitió hacer", advirtió.
El presidente francés incidió igualmente en que aún quedan muchos combates por delante, incluido en países como el suyo, como el de la igualdad entre los hombres y las mujeres, y recordó que su Gobierno va a incluir el derecho al aborto en la Constitución, con un trámite legislativo que comenzará en los próximos días.
Repasó también otros avances con luchas pendientes, como el de los derechos de la comunidad LGTBI: "No podemos aceptar aún hoy que alguien pueda ser juzgado en función de su orientación sexual, ese combate está lejos de estar ganado".
El presidente francés mencionó, además, los desafíos para los derechos humanos en el mundo digital y frente a la crisis climática y destacó la importancia de los organismos que hacen justicia frente a las violaciones, en concreto la Corte Penal Internacional.
El mensaje del presidente estuvo precedido por una serie de mesas redondas en las que participaron premios Nobel de la Paz como la iraquí Nadia Murad o la filipina María Ressa, representantes de otras naciones como la viceministra de Asuntos Multilaterales colombiana, Elizabeth Taylor, y ministros franceses, como la de Exteriores, Catherine Colonna.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue un texto creado para evitar que se repitieran los horrores de la II Guerra Mundial, pero cuya aplicación universal sigue siendo a día de hoy una tarea pendiente.
La Asamblea General de la ONU lo aprobó por 48 votos a favor y ocho abstenciones.