La titánica tarea de salvar los corales del mar Rojo, los “bosques del océano”

Isaac J. MartínDubái, 9 dic (EFE).- A las orillas del mar Rojo, frente a las costas de Arabia Saudí, un laboratorio submarino nace con el objetivo de revivir los arrecifes de coral: con su traje de neopreno e inyección en mano, la investigadora brasileña Raquel Peixoto se sumerge para proteger estos “bosques del océano”, expuestos a un calentamiento global que puede acabar con ellos.

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Con el uso de microorganismos beneficiosos para los corales (BMC, por sus siglas en inglés) como probióticos coralinos, la profesora de la universidad saudí King Abdullah University of Science and Technology (KAUST) cuenta a EFE cómo “replantan estos microbios” en los ya no tan coloridos corales, una acción similar a como “si se planta un árbol para reforestar un bosque”.

Desde la Cumbre del Clima COP28, en Dubái, han hablado de este proyecto donde se prueba que estos BMC pueden “mitigar los impactos causados por el estrés térmico y los patógenos” en el mar Rojo, donde en los últimos tres años la investigadora ha visto una evolución positiva desde el laboratorio "Coral Probiotics Village", aunque también unos daños muy visibles.

“Puedes trazar y ver el daño frente a tus ojos. Los corales están realmente expuestos a las altas temperaturas. Por ello, estamos trabajando en la resiliencia”, aseveró, y añadió que salvar estos corales en el mar Rojo también ayudará a otros paisajes coralinos, como en el afectado mar Mediterráneo.

¿Por qué son tan importantes los corales?

El biólogo marino Carlos Duarte, director del Centro de Investigación del Mar Rojo de KAUST en Arabia Saudí, explicó a EFE que los corales son “los bosques tropicales del océano, pero son bosques de piedra, que están vivos en la superficie, pero en vez de tener troncos de madera tienen troncos de piedra y esa piedra calcárea tarda mucho tiempo en producirse y crecer”.

Sin embargo, como apuntó el investigador, son tan importantes para la biodiversidad planetaria como los bosques tropicales: “De hecho, los arrecifes de corales soportan una de cada cuatro especies de organismos y, aparte, son fuente muy importante de mantenimiento de pesquerías”.

Su importancia radica también en que “hay cerca de mil millones de personas cuyas vidas diarias dependen de los arrecifes de coral directamente y luego, todos los países tropicales, particularmente las pequeñas naciones insulares, dependen de ellos para su protección porque, si los corales se mueren, ese bosque de piedra empieza a degradarse y la protección que ofrece a la zona costera se pierde”.

Esto provocaría que las actuales y futuras amenazas del cambio climático se intensificaran aún más.

“Ya no hablamos de una pérdida de biodiversidad en el caso de estos países, sino de una pérdida de su propio territorio nacional: estamos hablando de Maldivas, de Tuvalu y otros países que están ya en riesgo grave de ser sumergidos en el océano”, señaló.

Los arrecifes de coral albergan la mayor biodiversidad de todos los ecosistemas del planeta y dan sustento directo a la mayoría de la población de países con pocos recursos, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), principal organización ambiental para la conservación de la biodiversidad.

También por la mano humana

Aunque los científicos van a contrarreloj intentando salvar los arrecifes de coral, otros se empeñan en acabar con ellos.

De acuerdo a la UICN, una de las mayores amenazas para los arrecifes de coral es el desarrollo humano, que altera el medio físico marino o terrestre, ya que determinadas actividades provocan un aumento de la escorrentía de agua dulce, con el consiguiente arrastre de grandes cantidades de sedimentos hacia el mar.

Para Peixoto, los “estresores locales” para los corales son el “turismo, pero también la sobrepesca y la contaminación local”.

Recordó que el turismo puede ser “sostenible”, algo en lo que se está centrando Arabia Saudí, pero, en definitiva, se trata de un “cambio cultural” en el que los turistas podrían comprometerse.

En medio de este combate marino, Duarte está “esperanzado” en cuanto al futuro, pero no es “optimista”, dos palabras que producen un debate científico que es semántico.

“Vamos a tener que remangarnos y ponernos a trabajar, y aceptar que va a ser muy difícil conseguir esos objetivos. Pero no podemos darnos el lujo de renunciar a alcanzarlos ahora” ya que es una “obligación frente a las generaciones futuras”, zanjó.

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