En un comunicado, AI dijo que ha verificado más de 100 vídeos y fotografías, analizado fragmentos de armas del lugar y entrevistado a nueve testigos sobre “los ataques israelíes contra un grupo de los siete periodistas”, y que “fueron probablemente un ataque directo contra civiles que debe ser investigado como crimen de guerra”.
"Los hallazgos indican que el grupo era visiblemente identificable como periodistas y que el Ejército israelí sabía o debería haber sabido que eran civiles, pero los atacó de todos modos en dos ataques separados con 37 segundos de diferencia", dijo la nota.
Esos ataques, en los que murió el camarógrafo de Reuters Issam Abdalá y seis periodistas de diferentes medios, incluidos la agencia AFP y la cadena catarí Al Yazira, resultaron heridas, se enmarcaron dentro de la escalda y los bombardeos cruzados entre Israel y el grupo libanés chií Hizbulá en la frontera líbano-israelí, que comenzaron tras el inicio de la guerra en la Franja palestina de Gaza.
"Nuestra investigación descubre pruebas escalofriantes que apuntan a un ataque (israelí) a un grupo de periodistas internacionales que realizaban su trabajo informando sobre las hostilidades", dijo la directora regional adjunta de AI para Oriente Medio y el Norte de África, Aya Majzoub, según la nota.
"Los ataques directos contra civiles y los ataques indiscriminados están absolutamente prohibidos por el derecho internacional humanitario y pueden constituir crímenes de guerra", advirtió.
Subrayó también que "los responsables del homicidio ilegítimo de Issam Abdalá y de las lesiones sufridas por otros seis periodistas deben rendir cuentas (...) ningún periodista debería ser atacado o asesinado simplemente por realizar su trabajo".
"No se debe permitir que Israel mate y ataque a periodistas con impunidad. Debe haber una investigación independiente e imparcial sobre este ataque mortal", recalcó.
Según el comunicado de AI, el grupo de siete periodistas había estado realizando un viaje informativo al sur del Líbano, y "llevaban cascos y chalecos antibalas con la leyenda PRENSA"
"Alrededor de las cinco de la tarde del 13 de octubre, el grupo permaneció en un lugar abierto cerca de la aldea de Alma al Chaab, en la provincia de Tiro, durante aproximadamente una hora antes del ataque, a la vista de las fuerzas israelíes al otro lado de la frontera. Uno de los autos tenía `TV` pegado en el capó", explicó.
"Un helicóptero Apache israelí, y probablemente un dron israelí, sobrevoló sobre ellos durante más de 40 minutos antes del primer ataque, como se puede ver u oír en las imágenes de los periodistas" apuntó la nota.
Afirmó, asimismo, que "las fuerzas israelíes tenían torres de observación, elementos terrestres y medios aéreos desplegados para vigilar de cerca la frontera. Todo esto debería haber proporcionado suficiente información a las fuerzas israelíes de que se trataba de periodistas y civiles y no de un objetivo militar".
Destaca también que AI “no encontró ningún indicio de que hubiera combatientes u objetivos militares en el lugar de los ataques, lo que generó preocupación de que probablemente fueran ataques directos contra civiles”.