HRW advierte de aumento de “violencia étnica” contra ruandeses en República Democrática del Congo

Human Rights Watch (HRW) advirtió hoy de un aumento de la “violencia étnica” en la República Democrática del Congo (RDC) contra los pueblos de origen ruandés, en medio de una nueva escalada de los combates del grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23), vinculado a esas comunidades.

Imagen ilustrativa.
Imagen ilustrativa.114413+0000 ALEXIS HUGUET

HRW emitió esta advertencia después de que un grupo de personas de la ciudad oriental de Goma matase y linchase el pasado 9 de noviembre a un teniente congoleño, Patrick Gisore Kabogo, de 42 años, por sus “rasgos físicos”.

“El Gobierno congoleño condenó el asesinato y abrió una investigación, pero debe tomar medidas contra la creciente violencia étnica en el país”, señaló en un comunicado el principal investigador de HRW para la RDC, Thomas Fessy.

Kabogo pertenecía a la comunidad banyamulenge, un pueblo minoritario en el este de la RDC con una lengua y cultura similares a los habitantes de Ruanda, por lo que otros grupos étnicos congoleños a menudo consideran a sus gentes como "extranjeras" o "tutsis" (el grupo contra el que se dirigieron las matanzas del genocidio de Ruanda de 1994).

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No es la primera vez que HRW documenta en el este de la RDC "casos en los que personas de origen étnico tutsi o simplemente percibidas con tutsis o ruandeses enfrentaron hostilidades, amenazas y ataques".

"HRW ha recibido informes creíbles de que, durante el año pasado, las autoridades congoleñas arrestaron arbitrariamente a decenas de hombres y mujeres tutsis acusadas de colaborar con el (grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo) M23 simplemente por su origen étnico y permanecen detenidos en (las ciudades de) Goma, Bukavu y Kinsasa", añadió la organización.

Además, según HRW, la personas banyamulenge "se han enfrentado a violencia y discriminación durante el proceso de registro de votantes" debido a su "origen étnico", de cara a las elecciones generales del próximo 20 de diciembre.

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Más de 450.000 personas han tenido que abandonar sus casas desde entonces, según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

Estas tensiones se producen en medio de una escalada de los combates del M23, que desde el pasado 1 de octubre ha conseguido avanzar hasta situarse a unos veinte kilómetros de la urbe de Goma, una de las más pobladas del este de la RDC y capital de la provincia de Kivu del Norte.

Las ofensivas del M23 también han desencadenado una escalada de tensiones entre la RDC y Ruanda por la presunta colaboración de Kigali con el grupo rebelde, un extremo que las autoridades ruandesas siempre han negado, pese a que la ONU lo confirmó.

A su vez, Ruanda y el M23 acusan al Ejército congoleño de cooperar con las rebeldes Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), fundadas en 2000 por cabecillas del genocidio de 1994 y otros ruandeses (hutus) exiliados en RDC para recuperar el poder político en su país de origen.

Esa colaboración también ha sido confirmada por la ONU.

El M23 se fundó a principios de 2012 como una escisión del extinto Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), un grupo de rebeldes en su mayoría de origen ruandés (tutsis) que luchó contra las FDLR en suelo congoleño.

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