El área deforestada del Cerrado, como se conoce este ecosistema en Brasil, sumó 11.011 kilómetros cuadrados, 322 más que el año anterior, de acuerdo a las imágenes satelitales analizadas por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, en portugués).
Bahia, en el noreste del país, fue el estado más afectado por la tala en la sabana, con un aumento del 38%, seguido por Mato Grosso do Sul, en el oeste, con un 14%.
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Sigue la tala, pero con desaceleración
Pese al aumento en el último año, Cláudio Almeida, coordinador del INPE, destacó que hubo una “desaceleración” en el ritmo de la tala respecto a periodos anteriores, cuando se registraron subidas superiores al 30 %.
"Ahora existe una cierta estabilización en los datos aunque con un pequeño aumento", señaló Almeida, durante la presentación del informe anual.
El Ejecutivo lanzó este martes, además, una actualización de su plan para combatir la deforestación en el Cerrado, que fue revocado durante el mandato del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, marcado por una aplicación laxa de las normas ambientales.
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El Cerrado es el segundo mayor ecosistema de Brasil, solo por detrás de la Amazonía, cubre el 22% del país y es reconocido como la sabana más biodiversa del mundo, con más de 11.000 tipos de plantas nativas y casi 200 especies de mamíferos.
La subida en la tala en este ecosistema supone un jarrón de agua fría para la agenda del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien se ha comprometido a eliminar la deforestación completamente de aquí a 2030.
Por otra parte, el Gobierno ha recibido mejores noticias de la Amazonía, donde la tala ilegal se redujo un 22%, entre agosto de 2022 y julio de 2023, con 9.000 kilómetros cuadrados deforestados, el menor resultado desde 2019.