Los pistoleros atacaron esta madrugada el cuartel de Wilberforce, uno de los más grandes de este país de África occidental y el principal del Ejército, lo que provocó tiroteos.
"Algunos individuos no identificados intentaron irrumpir en el arsenal militar del cuartel de Wilberforce. Todos han sido repelidos", afirmó el ministro sierraleonés de Información y Educación Cívica, Chernor Bah, esta mañana en un comunicado.
"Se asegura al público que el Gobierno y nuestras fuerzas de seguridad estatales tienen el control", subrayó Bah, quien anunció que, "para permitir que las fuerzas de seguridad continúen el proceso de detención de los sospechosos, se declara un toque de queda a nivel nacional con efecto inmediato en todo el país".
"Recomendamos encarecidamente a los ciudadanos que permanezcan en sus casas", agregó Bah.
Poco después, el presidente de Sierra Leona, Julius Maada Bio, prometió defender la paz y la democracia del país y aseguró que “se ha restablecido la calma”.
"La paz de nuestra querida nación no tiene precio y continuaremos protegiendo la paz y la seguridad de Sierra Leona contra las fuerzas que desean truncar nuestra estabilidad tan preciada", afirmó Bio en su cuenta de la red social X (antes Twitter).
Ya por la tarde, el Gobierno admitió en un nuevo comunicado que las fuerzas de seguridad aún luchaban contra los atacantes, a los que hicieron retroceder hasta las afueras de la ciudad.
"La mayor parte de la ciudad está en calma y bajo control de las fuerzas de seguridad del Estado", indicó el Ministerio de Información y Educación Cívica.
El Gobierno confirmó también que "los principales centros de detención, incluida la prisión de la Carretera de Pademba, fueron atacados hoy y, en aras de proteger las vidas de los civiles (incluidas las de los prisioneros), las fuerzas de seguridad se vieron obligadas a realizar una retirada táctica".
"Las prisiones fueron así invadidas. Algunos prisioneros fueron secuestrados por los agresores, mientras que muchos otros fueron liberados", explicó la nota oficial.
El Ministerio de Información aclaró, asimismo, que la radiotelevisión pública SLBC "no está en llamas ni bajo asedio", desmintiendo informaciones que aseguraban ese extremo en redes sociales.
"El director general de la SLBC está haciendo su trabajo y no ha sido detenido. Las fuerzas de seguridad avanzan en el operativo para derrotar y apresar a los responsables de los ataques de hoy", agregó el comunicado, al reiterar que "el Gobierno mantiene el control".
El Gobierno no aclaró quien se encontraba detrás de los ataques, aunque medios locales apuntaron que soldados habrían sido detenidos por intentar asaltar el cuartel militar.
Condena internacional
El ataque al cuartel fue condenado por Estados Unidos, la Unión Europea (UE), la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) y el Reino Unido, entre otros.
"La UE pide que se respete el orden constitucional", afirmó la Delegación de la UE en Freetown en un comunicado en el que enfatizó que "no hay justificación para la toma por la fuerza de cuarteles militares".
La Cedeao, con sede en Abuya (Nigeria), reprobó el "complot de ciertos individuos para adquirir armas y perturbar la paz y el orden constitucional en Sierra Leona" y pidió "la detención y el procesamiento de todos participantes en este acto ilegal".
El bloque regional, integrado por quince países, incluida Sierra Leona, reiteró en un comunicado su "tolerancia cero ante cambios inconstitucionales de Gobierno".
La espiral de inestabilidad se produce después de que las autoridades informaran el pasado 31 de julio de que la Policía detuvo a un número indeterminado de militares que planeaban usar protestas pacíficas como pretexto para cometer ataques contra instituciones del Estado.
Sierra Leona celebró unas elecciones el pasado 24 de junio que dieron la victoria a Bio con un 56,17 % de los votos, obteniendo así un segundo mandato de cinco años pese a que la oposición cuestionó el resultado.
Su principal rival en los comicios, el opositor Samura Kamara, dio hoy su apoyo a las medidas del Gobierno y destacó que “la paz, la unidad y la seguridad” del país “son primordiales”.
Esas elecciones fueron las quintas en Sierra Leona desde el final de su cruenta guerra civil (1991-2002), que devastó la nación y causó más de 50.000 muertos.
Se desarrollaron aún bajo la sombra de las protestas del 10 de agosto de 2022 contra el elevado coste de la vida, duramente reprimidas por las fuerzas de seguridad y en las que murieron al menos 27 civiles y seis policías.
Exbrigadier del Ejército sierraleonés, Bio gobernó el país como dictador durante dos meses y medio en 1996, tras un golpe de Estado que dio paso a unas elecciones democráticas y multipartidistas.