“Queda usted posesionado como presidente”, dijo el titular del Legislativo, Henry Kronfle, al tomar juramento al millonario empresario de 35 años, quien se convirtió en el mandatario más joven de la historia ecuatoriana tras el retorno a la democracia en 1979.
Noboa fue elegido para terminar el mandato inconcluso del saliente derechista Guillermo Lasso, quien disolvió en mayo el Congreso y dio paso a elecciones anticipadas para eludir un juicio político por corrupción, impulsado por diputados de oposición que formaban mayoría.
A la crisis institucional se sumó la violencia de bandas narco con poder internacional que dejan unos 3.600 asesinatos en lo que va del año, según el Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado.
Con poca experiencia política y escaso apoyo en el Parlamento, el de Noboa será “estructuralmente un gobierno débil” como el de sus antecesores, incluido el de Lenín Moreno (2017-2021), dijo el politólogo Santiago Cahuasquí, de la Universidad Internacional SEK.
“Debe asumir que es un gobierno transitorio (...) y por tanto debe ser altamente pragmático y realista respecto a sus capacidades y objetivos que va a trazarse para que no genere nuevamente una frustración para los ecuatorianos”, añadió.
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Noboa anticipó que una vez que asuma el despacho presidencial decretará el estado de excepción, medida que le permite utilizar fondos destinados a otros fines, suspender algunos derechos ciudadanos como la libertad de tránsito y movilizar a militares a las calles.
Nacido en Estados Unidos y egresado de prestigiosas universidades extranjeras, el nuevo mandatario es sommelier, sabe de música, intentó ser vegetariano, colecciona ajíes y le apasionan los autos y los caballos, de acuerdo con su equipo de prensa.