Los desplazamientos representan "una significativa preocupación humanitaria, con necesidades urgentes tanto para los nuevos como los antiguos desplazados, así como las comunidades que los acogen," subraya la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en su último informe, fechado el martes.
Además, advierte que 187 civiles, incluidos mujeres y niños, han fallecido y 246 han resultados heridos desde el 27 de octubre.
Ese día un grupo de tres poderosas guerrillas étnicas conocido como la Alianza de la Hermandad inició una campaña de ataques en el estado nororiental de Shan -bautizada Operación 1027 por su fecha de comienzo- que representa el mayor reto para la junta militar desde el golpe de Estado del 1 de febrero de 2021.
Desde entonces, la ofensiva se ha extendido a otras zonas del norte, centro y oeste del país, como Kayah, Sagaing, Mandalay, Bago, Mon, Rakáin y Chin, y a la operación se han sumado otras milicias étnicas y las fuerzas para la defensa del pueblo (PDF), formadas tras el golpe y que defienden la restauración de la democracia.
Los enfrentamientos se han expandido a más zonas, incluyendo "centros urbanos densamente habitados, lo que presenta un riesgo para la seguridad de los civiles", advierte OCHA, que subraya que la escalada de violencia es "la mayor y más extensa geográficamente" desde el levantamiento militar.
La agencia de la ONU destaca en particular la situación "alarmante" en Pauktaw, una ciudad del estado occidental de Rakáin, donde más de 20.000 personas han resultado desplazadas desde mediados de noviembre y cientos se encuentran atrapadas por los enfrentamientos entre el Ejército y las guerrillas.
El levantamiento militar de 2021 puso fin a una década de transición democrática en Birmania y al Gobierno electo de la nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, detenida desde la sublevación, agudizando la guerra de guerrillas que vive el país desde hace décadas con la aparición de nuevas milicias antijunta.