"El cierre del espacio cívico y la posibilidad de vigilancia y espionaje digital son motivo de preocupación", dijo la organización en un comunicado, en el que advirtió que las promesas de las autoridades emiratíes para permitir que "se escuchen las voces" en la COP28 resaltan el "entorno restrictivo" en el país árabe.
En este sentido, indicó que "la COP debe ser un foro donde se respeten los derechos a la libertad de expresión y a la protesta pacífica", y debe otorgar un espacio a la sociedad civil, pueblos indígenas y a los afectados por el cambio climático para participar abiertamente y "sin miedo".
Amnistía afirmó que ha preparado un informe sobre la situación de los derechos humanos en Emiratos, cuya ciudadanía y residentes "deben poder criticar libremente" a los gobernantes para "dar forma a las políticas sin intimidación".
Por otra parte, AI recordó que el pequeño país del golfo Pérsico es uno de los diez mayores productores de petróleo del mundo y "se opone a la rápida eliminación gradual de los combustibles fósiles", una industria que genera una gran riqueza para solo unos pocos Estados que, de acuerdo con la ONG, "tienen intereses creados en bloquear una transición justa hacia las energías renovables y silenciar a sus oponentes".
De hecho, esta COP28 está presidida por el Sultán al Yaber, el director ejecutivo de la petrolera estatal emiratí ADNOC, una empresa que en los últimos meses está "ampliando su producción de combustibles fósiles".
"Amnistía Internacional ha instado al Sultán al Yaber a dimitir de ADNOC, creyendo que se trata de un flagrante conflicto de intereses que amenaza el éxito de la COP28 y sintomático de la creciente influencia del lobby de los combustibles fósiles", indicó la organización.
La ONG recordó que hay un estrecho vínculo entre los derechos humanos y el cambio climático, puesto que el calentamiento global representa una amenaza para la población mundial con el incremento de las sequías, daños a las cosechas y la consiguiente escasez de alimentos, entre otros muchos factores.
"Esta escasez aumenta la competencia por los recursos y puede causar desplazamientos, migraciones y conflictos", indicó AI, que recordó que habitualmente las comunidades que ya de por sí son vulnerables son las más afectadas.
En este sentido, denunció que en los países ricos, el daño causado por la extracción de combustibles fósiles y el cambio climático cae desproporcionadamente en las llamadas "zonas de sacrificio", habitadas por comunidades que ya están sujetas a una contaminación nociva y sin la infraestructura necesaria para sobrevivir a condiciones extremas provocadas por el calentamiento global.