Según una circular del secretario de Estado de Presupuestos citada por diversos medios, los recursos del WSF "ya no se podrán usar en el año 2023 en base a la situación legal actual", con la excepción de las subvenciones al precio de la energía, que se extraen de dicho fondo.
El WSF fue dotado en 2022 con 200.000 millones de euros para paliar las consecuencias de la guerra de Ucrania con medidas como los topes a la electricidad y al gas y ayudas a los importadores de gas, entre otras.
El mecanismo empleado para ello fue similar al que se utilizó para transferir 60.000 millones de euros al Fondo para el Clima y la Transformación (KTF), el cual una sentencia del Tribunal Constitucional declaró la semana pasada nulo y contrario al derecho.
La decisión tomó desprevenida a la coalición de Gobierno, que como primera reacción congeló el KTF mientras trataba de discernir las consecuencias del fallo para el resto de presupuestos extraordinarios y para las cuentas de cara a 2024 en su conjunto.
El ministro de Economía, Robert Habeck, advirtió este martes que las consecuencias para la economía alemana pueden ir mucho más allá de los 60.000 millones de euros que faltan ahora del KTF, puesto que estos debían ejercer como "palanca" para muchas otras inversiones.
Por otro lado, excluyó la posibilidad de suspender los programas coyunturales que debían financiarse a partir del KTF, ya que estos son importantes no sólo para el clima, sino también para el mantenimiento del tejido económico y los puestos de trabajo y, en última instancia, para la cohesión social, según afirmó.
El Constitucional declaró nulo el traspaso de fondos vinculados a la pandemia al KTF ya que éste no se había justificado en suficiente medida y contravenía el criterio de anualidad.
A raíz de la debacle ocasionada para el Gobierno por la sentencia, entre los socialdemócratas y los verdes aumentan las voces que piden repensar el mecanismo constitucional conocido como freno de la deuda y que limita el déficit al 0,35 por ciento del PIB, salvo en situaciones de emergencia.
Es esta regla la que había llevado a la coalición a recurrir a las transferencias entre diversos fondos extraordinarios para poder financiar diversos propósitos sin incurrir, sobre el papel, en deuda adicional.
No obstante, el freno de la deuda es una de las enseñas del tercer socio de coalición, el partido liberal, que rechaza taxativamente cualquier enmienda en ese sentido.