En un mensaje publicado en las redes sociales, Bolsonaro expresó su deseo de que "esos buenos vientos alcancen a Estados Unidos y a Brasil, para que la honestidad, el progreso y la libertad vuelvan para todos".
Poco antes, el actual mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, el más duro adversario político de Bolsonaro, le deseó "buena suerte y éxitos" al nuevo Gobierno argentino, en un mensaje en sus redes sociales en el que reconoció que "la democracia es la voz del pueblo", aunque no citó por su nombre al ultraderechista Javier Milei, quien ganó las elecciones en el país vecino frente al peronista Sergio Massa.
"Argentina es un gran país y merece todo nuestro respeto", escribió Lula, quien durante la campaña fue tildado por Milei de "comunista" y corrupto", para agregar que "Brasil siempre estará a disposición para trabajar con los hermanos argentinos".
Massa, que disputaba la segunda vuelta de las elecciones con Milei, reconoció su derrota aún antes de que fueran divulgados los primeros resultados oficiales, que le dan al candidato libertario una ventaja de casi once puntos, cuando ha sido escrutado cerca del 95 % del censo electoral.
Durante la campaña, Lula mantuvo una prudente postura y, a pesar de su estrecha relación con Massa y con el presidente argentino, Alberto Fernández, con quienes se alinea en el campo progresista, se abstuvo de hacer comentarios directos sobre el proceso electoral en el país vecino.
Aún así, esta misma semana declaró que Argentina "debería tener un presidente al que le guste la democracia, que respete las instituciones, a quien le gusten el Mercosur y Suramérica, y que piense en la construcción de un bloque importante" de países.
Esa declaración fue interpretada como un indisimulado apoyo a Massa y al mismo tiempo una crítica velada a Milei, quien mantiene una estrecha relación con la ultraderecha global, representada en Brasil por Bolsonaro, quien manifestó públicamente su apoyo al candidato libertario, "para que Argentina no se convierta en otra Venezuela".