La Fiscalía ha abierto esta semana un procedimiento de mediación para resolver el asunto extrajudicialmente y el político, de 31 años, ha explicado las medidas acordadas.
"Continuaré la mediación con la comunidad gitana que ya he iniciado (...). También tendré que visitar Kazerne Dossin y asistir a sesiones con un terapeuta sobre el impacto de las palabras y el uso del lenguaje", ha detallado el líder de la formación socialdemócrata flamenca Vooruit, en la oposición en Flandes con 13 de los 124 escaños del Parlamento regional.
El Memorial Kazerne Dossin es un museo dedicado al Holocausto y a los derechos humanos ubicado en un antiguo campo de detención y deportación belga en Malinas.
Si no cumple lo acordado, el político será procesado.
Las polémicas palabras atribuidas a Rousseau, que él no ha negado y que han desatado una tormenta política en Bélgica, se produjeron el pasado mes de septiembre en un bar de Sint-Nikklas y ante agentes de policía.
"La gente de mi edificio es racista y lo comprendo. Hay que ser sinceros: siempre son los hombres morenos", habría dicho Rousseau según las declaraciones publicadas por el diario Het Nieuwsblad después de que la Fiscalía abriese una investigación.
El socialdemócrata también sugirió a los agentes que habría que emplearse "más duramente" contra ellos y lamentó que él no puede "echar a toda esa chusma morena", entre otros comentarios y siempre según Het Nieuwsblad.
Rousseau se disculpó en una conferencia de prensa a inicios de octubre y dijo que no recordaba exactamente sus palabras, que atribuyó a "divagaciones de un borracho".
"Expresé la frustración de mucha gente del barrio de forma equivocada", dijo.
La crítica contra el socialdemócrata ha sido unánime y se extiende hasta sus socios del partido socialista francófono, que han calificado las declaraciones de "inadmisibles y asquerosas".
Incluso el partido de la extrema derecha flamenca Vlaams Belang, segunda fuerza parlamentaria, ha criticado al líder socialista, si bien también lo ha hecho sobre las medias adoptadas por la Fiscalía.
“Preferiría morir antes que tener que ir a terapia por una opinión. Es como si estuviéramos en la Rusia comunista. La terapia por una opinión incorrecta, eso no pertenece a una democracia”, ha dicho Tom Van Grieken, presidente del partido Vlaams Belang.