El ataque fue iniciado el 27 de octubre por la Alianza de la Hermandad, conformada por tres poderosas guerrillas rebeldes, contra varias ciudades y puestos militares en la región de Kokang, noroeste de Shan y que hace frontera con China.
"Casi 50.000 personas en el norte de Shan se vieron obligadas a desplazarse a complejos religiosos con familiares. Muchos también se han movido hacia la frontera con China y otros todavía están intentando cruzar", publica OCHA en su último informe, en el que cifra en 17 los civiles muertos y 39 heridos.
Durante las dos semanas de ofensiva, otros grupos étnicos armados se han unido al operativo y han extendido la zona de los combates a lo largo del estado y otras regiones vecinas como Sagaing, donde las fuerzas rebeldes tomaron el lunes el control de la ciudad de Kawlin.
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Según OCHA, unas 40.000 personas seguían desplazadas de esta urbe a raíz de los enfrentamientos, mientras otros 10.000 que se fueron habría regresado a sus hogares.
"El cese de los enfrentamientos y el acceso sin obstáculos son fundamentales para garantizar la prestación oportuna de servicios vitales a las personas necesitadas", remarca el organismo de la ONU.
Esta ofensiva conjunta plantea uno de los mayores desafíos para la junta militar desde que esta tomó el poder mediante un golpe de Estado el 1 de febrero de 2021, poniendo fin a una década de transición hacia la democracia y al gobierno electo de la nobel de la Paz birmana Aung San Suu Kyi, encarcelada desde la sublevación.
Este golpe de Estado ha sumido a Birmania en una profunda crisis política, social y económica y ha abierto una espiral de violencia que ha exacerbado la guerra de guerrillas que vive el país desde hace décadas.