Martti Ahtisaari, diplomático y político socialdemócrata, ocupó la presidencia de Finlandia entre 1994 y 2000 y falleció de alzhéimer el pasado 16 de octubre en Helsinki.
Las exequias comenzaron a las 13.00 hora local (11.00 GMT) con una ceremonia religiosa en la catedral luterana de Helsinki, mientras en todo el país las banderas ondeaban a media asta en señal de duelo.
En la ceremonia, a la que fueron invitadas más de 800 personas entre familiares, allegados y personalidades, participaron las principales autoridades del país nórdico, encabezadas por el actual presidente, Sauli Niinistö, y el primer ministro, Petteri Orpo.
"Hoy toda Finlandia y los amigos y colegas de Ahtisaari por todo el mundo le recuerdan a él y a su legado con profundo respeto y gratitud y con la mayor de las simpatías hacia sus seres queridos", afirmó el presidente finlandés durante la ceremonia.
Según Niinistö, el ejemplo de Ahtisaari demostró que el trabajo duro y las convicciones firmes dan sus frutos y que, en el mundo de la diplomacia, incluso una nación pequeña puede obtener grandes logros.
Entre los invitados internacionales destacó la presencia del rey de Suecia, Carlos XVI Gustavo, y la expresidenta irlandesa Mary Robinson, quien preside el grupo "The Elders" (Los Mayores), una organización de defensa de la paz y los derechos humanos a la que perteneció Ahtisaari junto a líderes como Nelson Mandela, Kofi Annan y Aung San Suu Kyi.
Nacido en 1937, Ahtisaari fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2008 por sus "importantes esfuerzos hechos en distintos continentes y durante más de tres décadas para resolver conflictos internacionales", según destacó el Comité Nobel de Oslo.
El diplomático finlandés jugó un papel destacado en numerosas mediaciones internacionales, especialmente las que desembocaron en la independencia de Namibia en 1990 y de Kosovo en 2008, así como en el acuerdo de paz entre el Gobierno indonesio y la guerrilla separatista de Aceh en 2005.
En reconocimiento a su labor, asistieron al funeral de Ahtisaari los presidentes de Namibia, Hage Geingob, y Kosovo, Vjosa Osmani, así como los representantes del Gobierno y la guerrilla indonesios que firmaron en Finlandia el tratado de paz.
Tras la ceremonia religiosa, el cortejo fúnebre recorrió el centro de la capital finlandesa hasta el cementerio de Hietaniemi, en una procesión que fue seguida por miles de ciudadanos a pesar de la intensa lluvia, mientras las campanas de todas las iglesias tocaban a duelo.
El sepelio, restringido a los familiares de Ahtisaari y altos representantes del Estado, tuvo lugar en el área del cementerio reservada para los jefes de Estado del país nórdico.
El Nobel de la Paz finlandés fue recordado también en la sede de la Unión Europea (UE) en Bruselas, donde las banderas ondearon este viernes a media asta en su honor.
“Fue un incansable defensor de la paz y sus palabras ‘Todos los conflictos pueden resolverse’ deberían quedar grabadas en nuestra memoria colectiva como europeos. Nuestros pensamientos están con todos los que le lloran y le recuerdan”, escribió la Comisión Europea en su cuenta de X (antiguo Twitter).