Estos análisis ayudan a conocer mejor el comportamiento de estas aves para asegurar su conservación, informó la Fundación Descubre en un comunicado.
En el estudio participaron, además, el Instituto Superior de Investigación y Protección del Medio Ambiente (ISPRA) de Italia y el Instituto Ruder Boskovic, Croacia e Instituto Holandés de Ecología (NIOO-KNAW) de Países Bajos.
La pardela cenicienta es un ave marina que pasa la mayor parte del año mar adentro y solo llega a las costas mediterráneas para criar.
Son monógamas, es decir, mantienen la misma pareja año tras año. Pero cuando regresan para cumplir el ciclo reproductor y no encuentran a su pareja, no buscan de manera inmediata un sustituto.
En el estudio los expertos dan respuesta a las posibles causas de este comportamiento tras más de una década de observaciones en una colonia que se reproduce en la isla de Pianosa del archipiélago toscano (Italia).
Las observaciones apuntan que el 36,5 % de las hembras y el 54,5 % de los machos renovaron su pareja a lo largo de sus vidas.
La esperanza de vida reproductiva promedio de ellas fue de 7,94 años, mientras que la de ellos fue de 8,81 años.
"Así, ellos cambian más, pero pueden procrear durante más tiempo. Además, también hemos determinado que las hembras que cambian de pareja, casi siempre debido a la desaparición del macho, son más longevas", indica el investigador de la UHU Simone Santoro.
Los expertos evaluaron distintas hipótesis en el comportamiento reproductivo de esta ave marina. En primer lugar, analizaron si el cambio de pareja afectaba a la probabilidad de saltarse un ciclo y, efectivamente, demostraron que las hembras, no así los machos, tras perder a su compañero, evitan la reproducción.
De este modo, explican que la puesta implica un "desgaste vital", lo que indica que la posible causa de esta actitud es "asegurar la propia supervivencia".
"Es decir, la hembra quiere asegurar que su nuevo compañero sea válido para la reproducción antes de aliarse con él y no hacer un intento en vano que pueda suponer su deterioro", añade el investigador.
Además, Santoro indica que en la nueva elección de pareja por parte de las hembras podría existir una tendencia por lo conocido, "ya que se ha observado en ocasiones, que las aves escogen a machos vecinos para formar nuevos enlaces".
La pardela cenicienta mediterránea anida entre mayo y octubre en islas costeras, utilizando grietas en acantilados, cuevas y hendiduras debajo de rocas en campos de desprendimientos de rocas. Pone un solo huevo en la segunda quincena de mayo. Los polluelos nacen en la segunda quincena de julio y empluman a mediados de octubre.
Al tener una puesta tan escasa, "deben asegurar que llegue a término para justificar el esfuerzo que supone la cría del polluelo". Los machos, sin embargo, responsables de la guarda y defensa del nido, casi siempre ocupan el mismo territorio que compartían con su anterior pareja y esperan a que llegue una nueva hembra.
Los expertos también estudiaron si el cambio de pareja afecta a la supervivencia, concluyendo que las hembras que cambian de pareja son "las más longevas", especialmente las que anidan en la superficie.
Las investigaciones pretenden ampliar el rango de datos para comparar estos resultados con otras colonias mediterráneas y así analizar con más detalle estas conclusiones.