"Desde la adopción del tratado, Rusia ha sido un líder de los intentos por hacer entrar en vigor el CTBT. Es preocupante observar que se invierte esta tendencia", dijo Guterres en un comunicado.
El CTBT cuenta con el apoyo de grandes potencias nucleares como Francia o el Reino Unido, pero no puede entrar oficialmente en vigor hasta que no lo ratifiquen ocho países clave, entre los que se encuentran Estados Unidos, China, Israel, India o Pakistán (y, ahora, también Rusia).
Estados Unidos y China, de hecho, han aceptado el tratado pero no lo han ratificado, lo que impide, entre otras cosas, el envío de personal y material a los antiguos lugares de ensayos nucleares que continúan en uso.
En su comunicado, Guterres pidió a todos los países, y en especial a los ocho países clave, que ratifiquen el tratado "sin condiciones previas".
El presidente Ruso, Vladímir Putin, firmó la orden para revocar la ratificación rusa del tratado la semana pasada. El mandatario ha defendido que la decisión busca reflejar la postura de Washington.
Algunos analistas consideran que pese a no haber entrado en vigor, el sistema de monitorización del tratado, que ya cuenta con cientos de estaciones de medición en todo el mundo, ha supuesto un logro "de facto", porque desde 1996 (cuando se aprobó el CTBT) ningún país, salvo Corea del Norte, ha realizado pruebas nucleares.
De hecho, desde que empezaron a funcionar estas estaciones, que miden indicadores como los niveles de radiación en la atmósfera o las ondas sonoras que atraviesan los océanos, el sistema ha detectado todas las pruebas nucleares de Corea del Norte desde 2006.
Sin embargo, la decisión rusa apunta a la debilidad cada vez más clara de los compromisos internacionales para limitar el desarrollo de armas nucleares.
El pasado febrero, Moscú anunció la suspensión del cumplimiento del Tratado Nuevo START entre Estados Unidos y Rusia, el último acuerdo que limitaba el despliegue de armas nucleares de las dos mayores potencias atómicas del mundo.
Países como China o Estados Unidos se encuentran desde hace años evaluando la renovación de sus arsenales nucleares, y se teme que la situación lleve a una nueva era de ensayos nucleares, que han causado graves problemas de salud a generaciones de "downwinders" (las personas que viven contra el viento de los lugares de pruebas nucleares) desde el desierto de Nevada a las estepas de Kazajistán.