Sudán alcanza en seis meses la peor crisis de desplazados internos en el mundo

Ginebra, 16 oct (EFE).- Sudán se ha convertido en el país con la mayor crisis de desplazados internos del mundo, con un total de 7,1 millones de personas que han debido abandonar sus hogares y partir a algún otro lugar, dijo hoy la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

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De ese total, 4,5 millones ha escapado en los últimos seis meses, coincidiendo con el nuevo conflicto armado en el país.

  De estas víctimas de la violencia, tres millones son originarios de Jartum, la capital y núcleo del conflicto, junto con la apartada región de Darfur, que entre 2003 y 2020 fue escenario de otro conflicto que dio lugar a lo que la ONU describió como un genocidio en su punto más álgido.

A los desplazados se suman 1,2 millones de personas que han huido a países vecinos: Chad, Egipto, Sudán del Sur, Etiopía, República Centroafricana y Libia (en orden por volumen de refugiados recibidos).

El conflicto en Sudán ha tenido una repercusión negativa en todos esos países, pero Chad es el que más ha sufrido tras recibir cerca de medio millón de refugiados sudaneses, además de los refugiados que ya se encontraban en este país, totalizando 1,1 millones en momentos en que una tercera parte de la población sufre de inseguridad alimentaria.

Los refugiados más recientes a causa del conflicto armado en Sudán viven en campamentos y asentamientos en la ciudad de Adré y alrededores.

Actualmente, 1 de cada 17 personas que viven en Chad es un refugiado, según dijo hoy la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas.

La directora general de la OIM, Amy Pope, dijo que la situación es catastrófica y que no hay final a la vista, por lo que instó a los países del mundo a mantener su apoyo a los esfuerzos de socorro, antes de que esto conduzca a una tragedia humanitaria más profunda".

La situación se ve agravada por los daños en las infraestructuras, el colapso de los servicios bancarios y los frecuentes cortes de internet, de electricidad y la destrucción de las redes sanitarias. 

"Es una lucha diaria conseguir lo esencial que necesitamos. Perdimos todo lo que nos importaba, nuestra casa, nuestras pertenencias, nuestros trabajos y nuestra sensación de seguridad", ha dicho Iman, madre de dos hijos refugiada en una área para desplazados en Wadi Halfa, cerca de la frontera con Egipto", según un testimonio compartido por la OIM.

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