"El Servicio Federal para la Supervisión Veterinaria y Fitosanitaria, Rosseljoznadzor, se suma a las medidas restrictivas temporales de la República Popular China con respecto a la importación de pescados y mariscos procedentes de Japón a partir del 16 de octubre como medida de precaución", señaló la agencia rusa.
Explicó en un comunicado que "se introducen restricciones hasta que se confirme por completo la seguridad de los productos y el cumplimiento de los requisitos de la Unión Económica Euroasiática (UEE), así como su análisis por parte de los especialistas de Rosseljoznadzor".
Según la Asociación Panrusa de Pesca, en Rusia no habrá escasez de pescado y marisco debido a estas restricciones temporales, ya que la cuota de mercado de las importaciones de productos japoneses es muy baja.
A finales de 2022 el volumen de importaciones de pescado y marisco de Japón ascendió a 192 toneladas, lo que representa el 0,04 % del volumen total de importaciones de dichos productos.
En el primer semestre de 2023 esta cifra se situó en 100 toneladas, según la agencia oficial TASS.
El pasado 26 de septiembre, Rosseljoznadzor ya anunció que estaba considerando la posibilidad de sumarse a las restricciones impuestas por China teniendo en cuenta los posibles riesgos de contaminación radiológica tras el inicio de la descarga de agua de la central nuclear Fukushima-1 al océano.
Tokyo Electric Power Company (TEPCO) llevó a cabo una primera fase del vertido al Pacífico entre el 24 de agosto y el 11 de septiembre de 7.788 metros cúbicos del líquido procesado, con un volumen de tritio de aproximadamente 1,1 billones de bequereles, según datos aportados por la empresa energética.
Los bequereles (Bq) son un indicador de la radiactividad emitida por el tritio, el principal radioisótopo restante en el agua procesada, y que TEPCO se ha comprometido a mantener en una concentración inferior a los 1.500 Bq por litro en el vertido, un nivel considerado seguro para la salud humana y para el medio ambiente.
Millones de toneladas de agua contaminada han sido generadas en las instalaciones de la planta, bien por los trabajos de enfriamiento de los reactores dañados y el combustible fundido en el accidente atómico de 2011, o bien por las filtraciones de agua de lluvia en las mismas a lo largo de los años.
Este agua es tratada mediante un complejo sistema de filtrado que elimina la mayor parte de los elementos radiactivos nocivos, menos el tritio (un isótopo nuclear presente en la propia naturaleza), antes de su almacenamiento en tanques para ser vertida.