“No se encenderá ningún interruptor eléctrico, no se abrirá ninguna tubería de agua y no entrará ningún camión de combustible” hasta que no haya la liberación de al menos más de cien cautivos que Hamás y Yihad Islámica mantienen dentro del enclave bajo su control.
Israel aplicó desde el domingo una estrategia de cierre total la Franja para impedir la entrada de alimentos, agua, ayuda humanitaria o electricidad como medida de presión ante Hamás.
Según las milicias palestinas, habría al menos unos 130 cautivos en Gaza, y hay estimaciones israelíes que elevan la cifra a unos 200.
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Las autoridades de momento han logrado identificar a 97 rehenes, mientras siguen buscando muertos y desaparecidos y recogen aún cadáveres entre escombros de las comunidades israelíes cercanas Gaza que fueron atacadas por las milicias palestinas, en una dura ofensiva que cogió por sorpresa a Israel y que ha sido el peor fracaso militar de su historia.
Hamás lanzó el sábado un ataque por sorpresa por tierra, mar y aire, que pilló desprevenido a Israel, que declaró la guerra a las milicias de Gaza y desde entonces se suceden enfrentamientos armados en una veintena de puntos en territorio israelí, y sigue en intercambio de fuego por aire, con cohetes desde la franja y bombardeos israelíes en el enclave.
Esta nueva guerra ha causado más de 1.300 muertos en Israel y más de 3.200 heridos; mientras que los ataques aéreos de represalia de la aviación israelí se han cobrado al menos 1.200 vidas y dejado 5.700 heridos en Gaza.