Medio siglo después de sus últimos encuentros anuales en el continente africano, el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se reúnen en África a partir de hoy en Marrakech para hablar de reformas y de financiación contra el cambio climático.
Ambas instituciones acostumbran a organizar una vez cada tres años sus reuniones fuera de las sedes de Washington, pero la edición de Marruecos --que en un principio estaba prevista en 2021-- tuvo que ser aplazada en dos ocasiones a causa de la pandemia de covid-19.
Se espera que muchas de las conversaciones estén centradas en África, pues el continente está confrontado tanto a una crisis de la deuda que azota a varios de sus países como a las consecuencias del cambio climático y a una pobreza que disminuye más lentamente que en otras zonas del planeta.
El jueves, durante su tradicional discurso de inauguración, la directora general del FMI, Kristalina Georgieva, subrayó en Abiyán (Costa de Marfil) que “un siglo XXI próspero necesita una África próspera”, y más teniendo en cuenta el envejecimiento de la población en las economías avanzadas.
Las primeras medidas anunciadas deberían ser sobre todo simbólicas, como la creación de un tercer puesto para los países africanos en el consejo de administración de ambas instituciones, lo cual les daría una oportunidad para hacerse oír con más fuerza.
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Aumentar la capacidad de préstamo
Pero el grueso de las conversaciones girará en torno a la financiación, tanto para sus misiones específicas (erradicación de la pobreza y ayuda a los países en dificultades) como para paliar los efectos del cambio climático.
Sin embargo, los principales países no se mostraron favorables a aumentar el capital, una iniciativa que además reforzaría el peso de grandes países emergentes como China e India.
En cuanto al BM, el principal avance debería ser la confirmación de 50.000 millones de dólares adicionales en los próximos diez años. Su presidente, Ajay Banga, espera ir más allá y llevar el total a 100 o 125.000 millones de dólares, gracias a contribuciones de economías avanzadas.
Aún así, es poco probable que ese tema quede cerrado en Marrakech.
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Con todo, los países que buscan evitar una cesación de pagos o financiar proyectos de transición energética podrían quedarse con la miel en los labios.
No se esperan grandes avances en cuanto a financiación climática, pese a las múltiples voces que critican la falta de ayuda en esa materia por parte de ambas instituciones.