Se saldó con más de 2.600 soldados israelíes muertos, y aunque Israel resistió y allanó el camino para la paz con Egipto (1979), el conflicto “tuvo un impacto que marcó a todos” y causó una profunda crisis nacional, asegura a EFE Avigdor Kahalani, excomandante de tanques y soldado veterano de esta guerra.
Como ahora, Israel atravesó entonces una “profunda crisis existencial” -se llegó a hablar del fin del Estado judío-, pero la urgencia bélica generó en 1973 unidad nacional; frente a la fuerte polarización del presente, agudizada por la reforma judicial del gobierno de Benjamín Netanyahu, vista por amplios sectores como una amenaza a la democracia liberal sobre la que se levantó el país.
Decenas de miles de reservistas se niegan a prestar servicio militar en protesta por la reforma, lo que se ve como una amenaza para la seguridad de Israel que algunos comparan con esa guerra, que comenzó el 6 de octubre de 1973.
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“Tras medio siglo de la Guerra de Yom Kipur, la sociedad israelí está dividida”, en “un estado de emergencia interno” que perjudica su seguridad, alertó la semana pasada el presidente israelí, Isaac Herzog, que instó al consenso para evitar tragedias como la de 1973.
Archivos desclasificados
Con motivo del 50 aniversario de esa conflagración -que Israel conmemoró el pasado 25 de septiembre, cuando cayó Yom Kipur este año-, se desclasificaron alrededor de 3.500 archivos sobre la guerra, que incluyen fotografías, audios y transcripciones, que han devuelto el tema a la actualidad.
En su momento, la guerra estalló sin que Gobierno ni el aparato de Defensa e Inteligencia estuvieran preparados para ello, pese a muchas informaciones recibidas días antes con indicios de que El Cairo y Damasco juntaban tropas para una incursión inminente a la península del Sinaí y los Altos del Golán, focos de la contienda.
Israel ocupó esos territorios en la Guerra de los Seis Días de 1967, cuando también tomó control de los territorios palestinos, en un conflicto que fue “un triunfo total tras vencer a tres ejércitos árabes con facilidad y pocas bajas”, lo que generó “demasiada confianza”, comenta a EFE el viejo reportero estadounidense-israelí Abraham Rabinovich.
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“Nadie imaginó que los árabes pudieran recuperarse o iniciar una guerra, se subestimó al enemigo e Israel se topó con el desastre”, añade el periodista, que siguió la Guerra de Yom Kipur en terreno.
“De golpe, Israel vio que no era invencible”, su hegemonía en la región estaba en cuestión y debía defenderse en el flanco norte y sur, sin plan previo ni reservistas movilizados, cuenta a EFE Meir Margalit, historiador y en 1973 un joven soldado que estuvo entre los más de 7.000 israelíes heridos en la contienda.
“Fue el peor conflicto desde la creación de Israel en 1948″ y “sintió que estaba entre la vida y la muerte”, agrega.
“Fue la guerra más traumática. Si se perdía era el fin del país”, abunda Rabinovich, mientras rememora el sonido de sirenas alertando de ataques que a las dos de la tarde rompieron la solemnidad religiosa del día de Yom Kipur.
Memoriales a los caídos
Prueba de ello son monumentos o memoriales por todo el país en recuerdo a los 2.688 caídos, en una población entonces de 3 millones de israelíes. En proporción, “tres veces mayor que los 50.000 muertos estadounidenses en Vietnam en 10 años”, destaca Rabinovich.
“La gente salía de las sinagogas y subía a coches militares. A la noche muchos ya estaban listos para combatir”, cuenta el periodista. Pero los Ejércitos árabes estaban preparados y acometieron un ataque para el que Israel no estaba listo, lo que “causó pérdidas tremendas” los primeros días.
Así lo ve también Kahalani, que comandó los tanques de Israel en los Altos del Golán, donde “los carros armados sirios eran 10 veces más que los israelíes” y el Ejército israelí perdía terreno ante el avance de Siria, aunque lograron repeler el ataque en una batalla en minoría considerada épica.
Tras días de sufrimiento, Israel también estabilizó el frente del Sinaí y aprovechó los errores de Egipto para cruzar el Canal de Suez e iniciar una contraofensiva que le llevó a 100 kilómetros de El Cairo, lo que forzó al presidente egipcio, Anwar Sadat, a pedir un alto el fuego que acabó con la guerra el 24 de octubre.
Israel recuperó posiciones y resistió, pero la guerra supuso “un bofetón” que a largo plazo “fue positivo”: reforzó su Ejército y sistema de defensa, lo que hace que siga teniendo hoy la hegemonía militar en Oriente Medio, opina Kahalani.
También se creó una comisión que investigó negligencias, altos cargos militares y de inteligencia dimitieron, y la presión pública forzó a la primera ministra Golda Meir a renunciar en 1974.