"Reconocemos que queda un camino largo por recorrer, pero este lanzamiento de hoy demuestra que estamos dispuestos a apoyar a Etiopía para completarlo y salir del conflicto", señaló la comisaria de la UE de Asociaciones Internacionales, Jutta Urpilainen, desde Adís Abeba, a través de su cuenta en la red social X (antes Twitter).
El apoyo de la UE "beneficiará a las personas de Etioía y a los esfuerzos para consolidar la paz", añadió, después de firmar este pacto de cooperación con el ministro de Finanzas etíope, Ahmed Side.
Urpilainen también destacó las prioridades del acuerdo: las políticas verdes, el desarrollo humano inclusivo, la buena gobernanza y la construcción de la paz.
Para la UE, aseguró Urpilainen, Etiopía es un "socio regional clave" y "comprometido en un proceso de paz, justicia de transición y reformas".
La titular de Asociaciones Internacionales, que empezó en este país una mini gira por África que también le llevará mañana a Kenia, se reunió, además, con otros ministros de finanzas de las naciones del Cuerno de África, los embajadores de la UE en Adís Abeba y representantes del sector privado.
Asimismo, conversó con el presidente de la Comisión (secretariado) de la Unión Africana (UA), Moussa Faki Mahamat, organización panafricana con sede en Adís Abeba.
Con Mahamat, además de hablar sobre los preparativos de la próxima reunión ministerial UA - UE, intercambiaron información "sobre acontecimientos geopolíticos recientes, incluidos los desafíos regionales en África y especialmente la grave situación en el Sahel", señaló Urpilainen.
La guerra de Tigré (en el norte de Etiopía) comenzó el 4 de noviembre de 2020, cuando el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ordenó una ofensiva contra el partido que gobernaba entonces esa región, en respuesta a un ataque a una base militar federal y tras una escalada de tensiones políticas.
Al menos 600.000 personas murieron durante la contienda, según el mediador de la Unión Africana (UA) en el conflicto, el expresidente nigeriano Olusegun Obasanjo.
Pese al acuerdo del pasado noviembre, que al menos sobre el papel puso fin a la guerra, organizaciones locales e internacionales han denunciado la presencia de tropas eritreas en algunas zonas del oeste y el sur de Tigré, que permanecen cerradas para los observadores independientes y los periodistas.
Allí, según señaló el mes pasado un informe de la Comisión de las Naciones Unidas de Expertos en Derechos Humanos sobre Etiopía, aún siguen cometiéndose como ejecuciones masivas, violaciones de mujeres y niñas, hambrunas provocadas, desplazamientos forzados y detenciones arbitrarias.