Tras una meticulosa restauración, los visitantes de la Ciudad Eterna podrán volver a caminar bajo los arcos de esta grandiosa residencia imperial con vistas espectaculares al valle de los Foros Romanos que ordenó construir el emperador Tiberio en el siglo I a.C. y que sirvió, incluso, de residencia para el papa Juan VII en el siglo VIII d.C.
"Hoy sumamos un resultado histórico: la apertura al público de la Domus Tiberiana, que restablece finalmente el recorrido continuo entre el Foro Romano y el Palatino a través de los sugerentes espacios del Palacio Imperial", celebró el ministro de Cultura italiano, Gennaro Sangiuliano, durante la inauguración del espacio.
El trabajo de los arqueólogos e ingenieros ha permitido reabrir también un tramo del Clivo della Vittoria, una vía monumental que servía de "punto de contacto entre los palacios imperiales y los romanos", destaca a EFE la arqueóloga Martina Almonte.
Tiberio, el segundo emperador de Roma tras la muerte de César Augusto, ordenó construir esta residencia de cuatro hectáreas en el noroeste de la colina del Palatino, un edificio espléndido que sirvió de base para el complejo construido por sus sucesores Calígula, Claudio y Nerón.
El gran incendio de Roma dañó gravemente la edificación en el 64 d.C, tras lo que Nerón incorporó los restos de la estructura a su soberbia Domus Aurea.
Tras una serie de transformaciones, en particular las de los emperadores Domiciano y Adriano, el edificio continuó habitado hasta la antigüedad tardía y llegó a alojar al papa Juan VII, interesado por su la protección que ofrecía el enclave contra los bizantinos y los lombardos.
En la Edad Media, sin embargo, cayó en desuso hasta que en el siglo XVI el cardenal Alejandro Farnesio construyó los Jardines Farnesio tras adquirir una parcela del Palatino para su residencia de verano.
La riqueza de los materiales y la abundancia de restos arqueológicos que se encontraban en la Domus Tiberiana también llamó la atención de Napoleón III, quien promocionó la excavación de la zona hasta su venta al Estado italiano durante la unificación italiana.
Eclipsado por otros restos más prolijos, este primer palacio cayó en el olvido hasta que en 1970 se decidió clausurar la entrada al público al comprobar la inestabilidad estática y geotécnica a la que estaba sometido, un riesgo de derrumbe que ha llevado más de dos décadas de trabajo subsanar.
"Había un problema de hundimiento de terreno relacionado con la humedad y otros factores que tenían solución afortunadamente. Tras lo que se ha restaurado la arcada externa, que servía de manifestación del poder del emperador de cara a los Foros" señala Almonte.
Aunque desprovisto de los mármoles y esculturas que decoraban su interior, las salas de la Domus Tiberiana acogen varios de los ornamentos localizados en su interior, como unas preciosas alas de mármol procedentes de una estatua de Nike, cabezas de terracota y lujosos pavimentos.